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Voto de Kyrios:
7
Drama François regresa a su pueblo natal en Francia tras una década de ausencia. Nada más llegar nota que el pueblo no ha cambiado demasiado desde su partida, pero sí la gente, especialmente su viejo amigo Serge, quien se ha convertido en un desagradable borracho. En honor a esa vieja amistad que les unía años atrás, François averigurará lo que le sucedió a Serge para que se convirtiera en ese tipo de persona y también le prestará su ayuda ... [+]
10 de mayo de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Claude Chabrol fue uno de los primeros integrantes de la Nouvelle Vague (hablamos básicamente del núcleo crítico de Cáhiers) en realizar su primer largometraje, que se trató de le Beau Serge (El bello Sergio, 1958), película que Chabrol rodó en uno de los lugares más emblemáticos de su vida, la región de Creuse, donde vivió durante la segunda guerra mundial[1]. Como vemos, las intenciones del director por volver, mediante el cine, a evocar parte del pasado de su infancia, entronca con otros cineastas del movimiento.

El bello Sergio es uno de los primeros coletazos de libertad artística que aportaría al cine francés la Nouvelle Vague. Georges Sadoul, el crítico de cine, escribió acerca del bello Sergio (en les lettrres françaises) diciendo que Chabrol había realizado la película con la misma libertad con la que un escritor escribe su novela. Y eso es cierto. La política de los autores, una de las constantes que aportaría Chabrol y compañía a la modernidad cinematográfica puede notarse perfectamente en este debut cinematográfico. Y es que el sello de un autor se asoma con fuerza en el film. La película nos introduce en un pequeño pueblo rural, que parece haberse quedado anclado respecto al mundo urbano. Ahí volverá después de una enfermedad nuestro protagonista interpretado por Jean Claude-Brialy, que decide visitar de paso a su primo Sergio, interpretado por Gérard Blain.

Una de las cosas que mejor describe el director francés es el ambiente rural, aunque con ello se vea obligado a ofrecer una visión poco amable del pueblo. La frescura de un relato que aparentemente no cuenta nada nuevo inunda la estética de la película. Los detalles con los que acompaña Chabrol la película: los almuerzos, la misa del párroco, los niños jugando al fútbol, el baile tan poco espectacular en comparación con los guateques urbanos del momento…elaboran una película que respira vida. Poco que ver con las películas de calité del cine francés, diseñadas con alto presupuesto y basadas muchas de ellas en grandes obras de la literatura. El bello Sergio es una de las primeras películas que empieza a mostrar el drama de la cotidianidad, es decir, al igual que la literatura de Balzac, Chabrol nos enseña una historia a través de pequeñas historias aparentemente insustanciales. Todo ello se refleja evidentemente en la economía de la película, realmente poco boyante. Chabrol se vio obligado a contar con un equipo muy ajustado[2].

El bello Sergio no es amable con el ambiente rural donde se desenvuelven los personajes, pero tampoco lo es con sus propios protagonistas. Sergio se revela desde la primera secuencia como un borracho que es incapaz de controlarse, y al que el alcoholismo ha arruinado su vida. A lo largo de la película podremos ver las numerosas advertencias que le realiza su primo, y que sin embargo resultan en vano. La degradación con la que Chabrol muestra el personaje de Sergio es realmente dura, pero a la vez sincera. Los problemas del protagonista tienen equivalente en un pueblo que se está muriendo lentamente. Además de la frescura con la que Chabrol se enfrenta al tema del alcoholismo, también el film nos muestra un pueblo que acepta incluso el incesto, echando la vista a un lado. La mujer de Sergio por otra parte, es la demostración la dulzura más destructiva, pues sigue amando a su esposo a pesar de los malos tratos que recibe por su parte. El film desarrolla una intensa dualidad encarnada entre los dos primos, uno de los ejes principales de la película. Esta dicotomía, que también puede entenderse en el marco de ámbito rural contra ámbito urbano (el protagonista que vuelve de la ciudad tiene gran parte de los vicios del pequeño burgués que harían tan famoso a Chabrol por ser su máximo retratista) se volvería a repetir en la próxima película del director, Les Cousins (los primos, 1959), sólo que esta vez era el hombre provinciano el que acudía a la ciudad.

Chabrol contó para la fotografía con Henri Decae, que había trabajado anteriormente en los films de Jean Pierre-Melville, uno de los directores más respetados por la Nouvelle Vague y que trabajaría posteriormente con otros miembros del movimiento, y que recrea magníficamente el ambiente naturalista del pueblo, con especial atención a la escena final, donde el protagonista que interpreta Jean-Claude Brialy se interna en la nieva para que Sergio acuda durante el parto de su esposa.

[1] Como gran parte de los integrantes de la Nouvelle Vague, Chabrol no vivió la guerra mundial desde un punto de vista partidista, pues era demasiado joven para alistarse en algún bando.

[2]Se gastaron unos Ochenta y cuatro mil dólares para terminar finalmente el Bello Sergio, aunque la película amortizó los gastos, en parte a la obtención del título de film como cine de Calité, por el cual recibió una subvención estatal.

http://neokunst.wordpress.com/2014/05/10/claude-chabrol-el-bello-sergio-1958/
Kyrios
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