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Voto de Kyrios:
7
Intriga. Thriller Tony Wendice (Ray Milland), un frío y calculador tenista retirado, planea asesinar a su bella y rica esposa (Grace Kelly) porque sospecha que le es infiel, pero sobre todo porque desea heredar su gran fortuna. Para llevar a cabo su plan, chantajea a un antiguo compañero de universidad y lo convence para que, en su ausencia, entre en la casa y mate a su mujer. (FILMAFFINITY)
22 de diciembre de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Crimen Perfecto es una de las películas más aclamadas del maestro del suspense, Alfred Hitchock, rodada en el 1954 y contando con la presencia de la magnífica actriz Gene Kelly (una de las actrices fetiches de Hithcock), el director británico se inmiscuye en uno de sus temas favoritos, la preparación, como indica el propio título de la película, de un asesinato aparentemente perfecto, tema principal no sólo de esta película sino de otras como podrían ser la Soga (1948), donde unos estudiantes de criminología asesinaban a un compañero suyo mientras buscaban como objetivo conseguir un crimen perfecto, en el que ni su propio profesor se diera cuenta. (Un argumento por cierto, basado en hechos reales). Al igual que en la soga, la película se ambienta prácticamente durante todo el metraje en el mismo lugar de acción, la casa donde se comete el único crimen que hay en toda la película.

Curiosamente, la película fue rodada en un incipiente método de 3-D que habían desarrollado las productoras de cine norteamericanas a inicios de los años cincuenta por el temor que se estaba desarrollando a la evolución del invento de la televisión, que podía hacer peligrar la afluencia del espectador en la sala de cine.

Aún así, la película nunca llegó a ser estrenada en tres dimensiones, sino que lo hizo con el formato tradicional. Para ser sinceros, en lo único que sirvió la cámara y la técnica en tres dimensiones fue para entorpecer la película y el rodaje. Muchos de los movimientos de cámara que pretendía realizar Hithcock para la película quedaron frustrados por las incapacidades técnicas a las que se veía sujeto. La cámara en tres dimensiones tenía el tamaño de una habitación y su limitación física condicionó totalmente la película.

Por este motivo nos encontramos con una película que prioriza el guión y la agilidad de sus diálogos antes que la imagen. El desarrollo de la película es bastante parecido con la Soga (personajes con oscuras intenciones que trazan un plan y que finalmente terminarán siendo cazados, ambas películas con un casting y ambientación reducido,) y anticipa en cierta manera La ventana indiscreta, realizada en el mismo año. De hecho, hasta los personajes parece idénticos. Todos comparten un estatus social avanzado y gozan de todos los privilegios máximos a los que un miembro de la sociedad puede conseguir, y sin embargo, no se conforman con su destino y ansían codiciar aún más todas las riquezas posibles. Esa codicia será precisamente su maldición. Eso sí, el glamour no lo perderán ni aunque tengan que ir a la cárcel, y sino que se lo pregunten a Grace Kelly.

La acción, aparte de la magnífica secuencia del asesinato, se produce por tanto en los diálogos de la película y en el suspense que estos producen. Como si un combate de boxeo se tratara, nos encontramos con un desarrollo dialéctico que tiene su máximo enfrentamiento en las deducciones detectivescas que se producen entre los diferentes personajes (cada uno, evidentemente, defendiendo su posición) como si de una partida del cluedo se tratara. Nada nuevo por otra parte para Hitchock, que ya había demostrado en la Soga que con tan sólo la palabra era capaz de mantener la tensión al espectador durante toda la película.

Sin embargo, hay dos escenas (en una) que destacan por su brillantez. El asesinato principal y único, en una magnífica secuenciaque trajo más de un quebradero de cabeza al director británico en el momento de su creación, que trabajó arduamente para dotarle de la mayor credibilidad a la escena. Una escena en la que como viene siendo habitual en la filmografía del director, la sutileza más socarrona se impone, porque más de uno ha visto unas alusiones sexuales a los encontronazos que hay entre Grace Kelly su asesino. Y por supuesto, la escena en la que Kelly se levanta para atender al teléfono, vestida con apenas un elegante camisón. Nadie como el maestro del suspense para ofrecerle al timorato espectador medio de la época una secuencia que impactó enormemente en el colectivo masculino de la época. Pero así era el británico, siempre dispuesto a alegrar a más de uno, eso sí, siempre con el glamour y el mundo chic por bandera.

No hace falta decir pues, que una de las mejores bazas de la película es la brillante Grace Kelly, con quien Hithcock inició con Crimen Perfecto su primera colaboración. Gracias a esta relación entre los dos (que cuajó desde un primer momento) se elaboraron dos películas más, Atrapa un ladrón y la Ventana indiscreta.

Por otra parte Hitchcock abandona al compositor más recurrente en su filmografía, Bernard Hermann, para recurrir a otro de los grandes músicos de Hollywood, como fue Dimitri Tiomkin.

http://neokunst.wordpress.com/2013/12/22/ciclo-alfred-hitchcock-crimen-perfecto/
Kyrios
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