Joe Dante no es quizá uno de los mejores directores de la historia del cine y difícilmente aparecería en una lista del estilo, pero lo que está claro es que sus películas han conseguido abrirse un hueco entre los amantes del cine fantástico y de terror, así como en los nostálgicos de aquellos años ochenta. Seguramente porque trata al género con mucho mimo y esmero. Al igual que Tobe Hooper, Dante alcanzó su cenit cuando fue apadrinado por el rey Midas de Hollywood, Steven Spielberg. Si Hooper realizó bajo su patronazgo uno de los títulos más míticos de los años ochenta como fue Poltergeist (1982) Joe Dante realizó la mítica Gremlins (1984) incluyendo la secuela años más tarde. Pero antes de estas películas Dante realizó una de las obras más importantes dentro del género de terror, en el año 1981, cuando forjó el mito del hombre lobo contemporáneo, del que todos beben hoy en día sus influencias, con su mítica Aullidos.

Y es que los lobos de Joe Dante asustan. No busquen semejanzas con los de la desgraciada saga para preadolescentes que tanto daño ha hecho a la imagen de tan simpáticos animales. Y eso pese a que el guión no es nada del otro mundo, pero el director consigue sacar el máximo provecho de él. Por consiguiente juega a confundir al espectador y por este motivo la película por otras vías muy diferentes en los primeros veinte minutos de la película, en el que el director nos presenta un argumento mucho más cercano a un slasher (pero ojo, muy inteligente y nada parecido a otras películas de la época) que a una película del género fantástico. Además el retrato que el director realiza sobre los suburbios donde radican estas primeras escenas de la película resulta totalmente magnífico y está apoyada por una correcta puesta en escena (cosa bastante inusual en la mayoría de películas de terror) que demuestra que ya nos encontramos a un Joe Dante que está bastante alejado de aquella primera película suya Piraña (1979) que se trataba de una copia de serie B de la mítica película de con más gracia y maña que arte propiamente dicho.

Y es que aullidos demuestra una pulcritud formal bastante elogiable. Incluso parafraseando a Hitchcock, Dante realiza un travelling hacia atrás mientras realiza un zoom hacia adelante con la cámara, imitando aquella mítica secuencia de. Por otra parte los planos contrapicados son una constante en la película que son utilizados mayoritariamente en secuencias en que los protagonistas principales pasan peligro (y antes que se desencadene la acción), y pese a que se trata de un recurso simple, resulta bastante efectivo porque consigue un desequilibrio bastante audaz. Tampoco la cámara se mantiene estática sino que el director no tiene inconveniente alguno en hacer que se desenvuelva de manera bastante natural entre sus protagonistas.

En la segunda parte de la película el director se desenvuelve esta vez dentro del género fantástico, realizando una más que interesante actualización (en aquellos momentos) del mito del hombre lobo. Además de semejante hazaña el director se recrea en una trama que no tiene reparos en mostrarnos alguna que otra comunidad de hombres lobo en acción, con jerarquía y todo, con lo que la película va más allá de un simple juego del gato y el ratón, sino que detrás hay una sustancia interesante.

Y en gran medida todo funciona porque la película recurre a unos efectos especiales y de maquillaje de los que ya no se utilizan. Sí todas las secuencias del cine actual se deciden por el efecto digital, la película opta por una caracterización de los personajes y hombres lobo que lleva al máximo los efectos de maquillaje de la época. Pero tampoco la película se recrea constantemente en la visión de estos, sino que el director nos los muestra sólo cuando la película lo exige.

También hay que destacar una magnífica fotografía en la que el director consigue retratar diversos mundos en una misma película. Si en la primera parte de la película Dante opta por una paleta de colores multicolores que se relaciona con el mundo sórdido de los lupanares que pretende recrear, en la segunda serán los tonos grises y oscuros (acorde con la ubicación de la película) los que harán su acto de aparición. Brillante de día y oscuro de noche.

Y el final no es moco de pavo. En la mayoría de películas de terror el desenlace acostumbra a dañar de manera bastante seria el film, pero este no es el caso. La película consigue un broche perfecto con un final libre que deja a la película en un suspenso muy interesante.

http://neokunst.wordpress.com/2013/08/02/ciclo-joe-dante-aullidos/