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España España · LAS PALMAS
Voto de THE CROW:
9
Drama España franquista. Durante la década de los sesenta, una familia de campesinos vive miserablemente en un cortijo extremeño bajo la férula del terrateniente. Su vida es renuncia, sacrificio y y obediencia. Su destino está marcado, a no ser que algún acontecimiento imprevisto les permita romper sus cadenas. Adaptación de la novela homónima de Miguel Delibes. (FILMAFFINITY)
13 de noviembre de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las definiciones de la palabra santo es, libre de toda culpa. Miguel Delibes escribió una magnífica novela, la cual fue acertadamente llevada al cine.A Mario Camus no le hizo falta hacer una gran inversión en efectos especiales, en pirotecnia, o en actores ganadores de algún oscar. Tampoco se comió el coco buscando unos exteriores impresionantes, ni una banda sonora que retumbara en nuestros oídos por años, para que esta historia nos llegara hasta los más hondo de nuestro ser.

Solo le hizo falta reflejar la realidad de esa España, la cual no está tan lejos de la cual vivimos, aunque esto suena a una barbaridad. Habían dos clases sociales, la que mandaba y la que obedecía. Ponían no solo sus vidas al servicio de sus amos, sino las del resto de la familia. Sin voz ni voto. Estamos aquí para obedecer, es una frase que escucharemos varias veces durante la proyección. Gente tratada como autómatas, cuya única finalidad es sobrevivir el día a día y cubrir las necesidades básicas, no hacer una fortuna. Lamentable y penosa la situación vivida. Disponibilidad absoluta las 24 horas del día, no solo para prestar cualquier tipo de servicios, movilidad inmediata si hacía falta y todo por un mísero jornal.

Las interpretaciones son grandiosas, me quedo especialmente con la de Terele Pávez, esa mujer devota y con carácter, que habría sido una mandamás en otras circunstancias, y donde todo es servilismo mientras su familia no sea maltratada. Alfredo Landa es la personificación del esclavo, presto a correr como loco al mínimo grito del amo. Da igual como te encuentres y dónde te encuentres, hay que obedecer sin rechistar. Ver, oír y callar le dirán a su joven hija. Me ha gustado ver la predisposición de los dos muchachos a no aceptar ese tipo de vida como hacen sus padres y mirar por un futuro prometedor. Increíble el trato de no-persona que se les quiere dar a los sirvientes, simplemente porque no han tenido la oportunidad de formarse culturalmente.

La fotografía es una maravilla, hasta el punto de sentir empatía con los protagonistas y creerte que lo estás viviendo tú con ellos. Esa casa en malas condiciones, cuyo único lujo es la luz. Vivir al lado de gallinas y cerdos con el olor que eso acarrea. En contraste con los lujos de los señoritos de la gran casa.

Durante muchos años no entendí el título del libro y sinceramente no sabía a que se podía referir con santos inocentes. ¿Quién podría ser santo en estas condiciones? Pues amigos míos, la niña chica y el Azarías. Lamentablemente sus respectivas situaciones físicas, los convertían en uña y carne, pero a su vez estaban exentos de todo el sufrimiento, desprecio y arrogancia que se respiraba a su alrededor. Personas que alejadas de todo problema, eran felices con lo más sencillo. La niña chica, con despertar cada mañana y respirar. Ni siente, ni padece. El Azarías, no necesitaba una gran casa, ni un coche automático con GPS, ni tan siquiera un iphone para hablar con sus amigos, ni un ipad para escuchar música. El era feliz en libertad y con la única compañía que le brindaba la naturaleza. Esa que te mira de frente y no te engaña nunca, la que jamás se aprovecha de ti. Las partes más emotivas de la película, son precisamente las que nos enseña al gran Francisco Rabal con su milana bonita. Esto nos puede hacer meditar sobre que bajo ha caído la condición humana.

Muy recomendable en todos los aspectos.
THE CROW
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