Antes que nada debo decir algo sobre Frances McDormand, de seguro no es la mejor actriz del momento, ni quizás lo haya sido en ningún momento de su extensa carrera, quizás no guste a muchos o tan siquiera es guapa, pero a mi me encanta como trabaja desde que la descubrí en Fargo.
Es curioso lo bien que encaja en personajes de este tipo, solitarios, con pocas personas con las que interactuar, con exceso de localizaciones en exteriores, donde hasta el clima y la temperatura cobran vital importancia en la historia que te cuenta.

Nomadland posiblemente sea una seria candidata al oscar a la mejor película del año 2021, pero reconozco que no a todos les gustará. Quizás por su lentitud en pantalla, por lo plano de su historia o porque no te encontrarás ni a la típica buenorra de turno, ni ningún efecto especial. Pero os aseguro, que si buscáis una buena historia, esta es vuestra película.

Muchos recordarán que allá por el año 2008 a muchos les cambió la vida con la crisis a nivel mundial, donde sin llegar a la del 29, si que destrozó muchas familias. La protagonista de la cinta es una víctima de esa crisis y el director se ocupará en pantalla de mostrar como es su día a día desde entonces, con el añadido que perdió a su marido, su compañero de vida en fechas recientes. Cada aparición en pantalla de McDormand es para enmarcar, cuantas cosas dice...sin abrir la boca, una mirada al tendido, una reflexión, llena más que muchas palabras. Esa forma de vivir en unos metros cuadrados, tantos como tiene su furgoneta, la cual se ha convertido en su compañera, amiga y vivienda. De aquí para allá sin destino fijo. Sólo se trata de vivir, aquí o allí, pero vivir. Trabajando donde le salga la oportunidad y sin rechazar trabajos duros, aunque sean para hombres fuertes. Su familia no entiende su forma de vida, ni la comparten, ni la respetan y esto abrirá brecha entre ellos.

La peli es dura, pero de una manera distinta a la que te la imaginas, porque la vida a veces no es tan bonita.