Siendo niño y luego con el paso de los años un adolescente, me encantaba sentarme con mis abuelos y mis tíos a escuchar historias de su niñez. Pues os aseguro que viendo esta película, ha sido como ver en imágenes esas historias. Niños jugando en la calle con lo que tenían a mano, (hoy con sus ordenadores y sus videojuegos apenas los ve), esa vestimenta sencilla de la época, donde ibas al colegio con un maletín para el libro, (porque se utilizaba solo un libro) y la merienda envuelta en papel. Esos paseos hasta el colegio a través del campo y la maleza, (hoy hay que llevarlos en coche hasta la misma puerta), la clase con sus típicas marcas de humedad, con la foto de Franco presidiendo el aula y con un único profesor que te lo enseñaba todo, (en nuestros días un profesor por asignatura).

Las casas humildes, sin luz, sin comodidades, donde había hueco para cualquier familiar en apuros. Era algo común en esos años que los niños fuesen criados por familiares, ya que sus padres andaban ocupados todo el día en sus respectivos trabajos, y solo " disfrutaban " de sus hijos el fin de semana o cada quince días. El compartir la cama con otro miembro de la familia y taparte con una trozos de tela... si te llegaban. La inocencia de los niños, los cuales estaban muy limitados en cuanto a conocimientos relativos a la guerra, la política, el sexo. Muy curiosos y divertidos los diálogos de los chavales. La niña manca, parecía que andaba en otro mundo, pero conocía todos los entresijos de su familia, y donde querían ocultar la verdad, ella ya la conocía de antemano. Bastante madura en temas de vital importancia, ( muerte de seres cercanos, asesinatos políticos).

Lo que me dejó un poco fuera de lugar es el espectacular inicio, ya que desde la pelea hasta el desenlace del carruaje, parece que el futuro narrador es el chaval del carro, sin embargo, Andreu aparece en escena y " secuestra " todo el protagonismo principal. Veremos a través de sus ojos y nunca mejor dicho, (está espiando constantemente, detrás de una ventana, de una esquina, de una escalera, de un árbol), como era vivir durante esa época triste en la historia española. Donde aunque parezca absurdo, podías perder a un padre por sus ideales políticos.

Me ha enternecido la relación padre-hijo, como sobretodo el primero habla de orgullo, de mantener sus ideales, aunque te cueste la vida, y su hijo lo adora como un dios, por eso cobra más significado aún el final del film.

Las actuaciones están a un nivel altísimo, los niños transmiten inocencia y fortaleza según el momento. Y en especial las mujeres, que enfrentamientos, que palabras más duras se cruzan, una delicia.

Muy merecidos los premios obtenidos.