La versión original de ‘El rey león’ de 1994 supuso un verdadero parteaguas para el cine de animación, que con dicha película alcanzó la total madurez mostrando una historia compleja y adulta en dibujitos, narrada con gracia y encanto que la volvió una experiencia inolvidable.

Tras la exitosa actualización de ‘El libro de la selva’ a cargo del mismo Favreau las expectativas eran altas, pues el realizador había conseguido trasladar la esencia de la película original con toda su emotividad y nobleza de la mano de las nuevas tecnologías que permitían recrear ese clásico del cine en una experiencia que lo acercaba a una realidad antes impensada.

Lamentablemente esto no sucede con esta nueva versión de ‘El rey león’, la cual es si, de una asombrosa y apabullante belleza desde lo visual gracias al enorme trabajo de animación que permite trasladar al espectador la sensación de estar viendo en efecto, animales reales que hablan y cantan.

Pero esa experiencia se diluye bastante temprano en el relato, y lo que queda es esa maravillosa historia que todos conocemos y que vimos una y mil veces, pero a la que ahora le falta esa magia aquí ausente, una historia que avanza casi en piloto automático y prácticamente sin cambios de peso respecto a la original.

Lo que queda es una versión carente de esa chispa que no consigue enamorar ni en los momentos de comedia ni en los números musicales, que no presenta nada nuevo y que no asume mayor riesgo, dejando la sensación de estar viendo un documental de animales, doblado y de poco interés.

Favreau se queda corto en esta su versión foto realista de un verdadero clásico, uno más que Disney sigue manoseando con sus nuevas versiones, en las que no asumen riesgos ni presentan novedad alguna, más allá de lo visual,por lo que la experiencia termina siendo decepcionante y sin emoción alguna.

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