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Voto de Brian Edward Hyde:
7
Acción. Bélico. Aventuras. Fantástico Adaptación del cómic de Frank Miller (autor del cómic 'Sin City') sobre la famosa batalla de las Termópilas (480 a.C.). El objetivo de Jerjes, emperador de Persia, era la conquista de Grecia, lo que desencadenó las Guerras Médicas. Dada la gravedad de la situación, el rey Leónidas de Esparta (Gerard Butler) y 300 espartanos se enfrentaron a un ejército persa que era inmensamente superior. (FILMAFFINITY)
9 de octubre de 2007
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las comparaciones son odiosas, lo sé, pero también inevitables. Creo que pocas veces he ido el día del estreno a ver una película, pero esta vez no pude evitarlo. Más que nada porque no tenía planes, pero también porque me reviente que todo el mundo la haya visto antes que yo. Pues bien, allí que entré.
Hablaba de comparaciones porque en cuanto pienso en 300 me viene a la mente Frank Miller, lo cual me conduce inevitablemente a Sin City. Y es que 300 es buena, muy buena. Tiene una imagen muy cuidada, interpretaciones solventes y una historia grandiosa, de gesta. Pero le falta algo. Le falta lo que le sobra a Sin City, si es que podemos permitirnos el lujo de quitarle algo a esa maravilla. La Ciudad del Pecado rezuma pecado (valga la redundancia) por las cuatro esquinas, pero a 300 le falta una pieza que la acabe de engrandecer. ¿Por qué digo esto? Porque cuando salí del cine salí contento, y es malo si yo salgo sencillamente contento del cine más que nada porque la película no era para salir contento. Me faltó la reflexión posterior, la mente dándome vueltas después de ver la película.
Ahora dejo de decir miserias y me pongo a alabar la puesta en escena (falsa escena, si me permitís decirlo) y la fotografía, fieles captores del espíritu del cómic que, por cierto, no he leído, pero que he ojeado.
Es curioso que la película haya levantado tanta polémica. Comprendo que a Oriente no le haya hecho mucha gracia verse reflejada así en la gran pantalla, o que muchos hayan intentado sacar la vertiente homoerótica del cómic de Miller (si lo digo es porque lo he leído, no invento nada), pero es ante todo una historia ficticia que bebe de hechos históricos. Y ya está. No hay que darle más vueltas. Frank Miller es un tío inteligente que ha sabido tomar los elementos necesarios para convertir la masacre de las Termópilas en la epopeya personal del rey espartano. Además, lo ha hecho con buen gusto e imágenes de carácter hipnótico. Me centro en esto porque siento predilección por las puestas de sol, los tonos naranjas, los contraluces… y la película está colmada de ellos.
Eso sí, en cuanto apareció el rey persa… hmmm… bueno… lalala… esto… JUAS JUAS JUAS JUAS JUAS!!! Sobre todo cuando se pone detrás de Leónidas con las uñas largas, coloca las manos sobre sus hombros y suelta con voz de camionero: “No es a mis latigazos a lo que temen…”. Juro que todo el cine empezó a reír a carcajada limpia.
Pues eso, que una gran película, aunque creo que se pasaron a la hora de promocionarla y claro, las expectativas estaban por las nubes. Me dejó algo indiferente, pero al menos me mantuvo entretenido y atento a la pantalla durante todo el metraje. Una película para pasar un buen rato: para amantes del nuevo cine, del cómic y de las fieles adaptaciones. Para todos.
Brian Edward Hyde
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