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Voto de diego_tochito:
8
7,0
20.838
Drama
Fred Ballinger (Michael Caine), un gran director de orquesta, pasa unas vacaciones en un hotel de los Alpes con su hija Lena y su amigo Mick, un director de cine al que le cuesta acabar su última película. Fred hace tiempo que ha renunciado a su carrera musical, pero hay alguien que quiere que vuelva a trabajar; desde Londres llega un emisario de la reina Isabel, que debe convencerlo para dirigir un concierto en el Palacio de ... [+]
25 de enero de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La juventud, y su antítesis, la vejez, son etapas en la vida de las personas con enfoques completamente diferentes, y que no siempre dependen de la edad. La juventud (o la vejez, ya que lo que se diga para una de ellas es lo mismo para la otra, pero al contrario) física contempla el esplendor y el vigor palpable, e incluso corporal, del ser humano. Una apariencia externa, acompañada de capacidades y habilidades físicas, o de tendencias relacionadas. Sin embargo, el mismo término de juventud o vejez puede aplicarse (y adaptarse) al estado mental de una persona, cómo se siente, de qué se cree capaz (y, al creerse capaz, lo que logra hacer).
Esta idea es la piedra angular de la presente Youth, de Paolo Sorrentino. A golpe de acciones presentes, de contemplación de los demás (de su decadencia y su magnificencia), de decisiones pasadas, de miradas visionarias, de opiniones, de música...el director nos sumerge en el estado físico, mental y emocional de distintos personajes que conviven en un mismo marco físico (un hotel muy lujoso en los Alpes suizos), medidos por el tiempo.
Esta idea es la piedra angular de la presente Youth, de Paolo Sorrentino. A golpe de acciones presentes, de contemplación de los demás (de su decadencia y su magnificencia), de decisiones pasadas, de miradas visionarias, de opiniones, de música...el director nos sumerge en el estado físico, mental y emocional de distintos personajes que conviven en un mismo marco físico (un hotel muy lujoso en los Alpes suizos), medidos por el tiempo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Se compara, de manera muy acertada, la visión del futuro por la juventud, y la visión del pasado por la vejez. Brenda Morel (Fonda), achacando a Mick (Keitel) su deterioro físico, mental y artístico; y él mismo, anclado a sus maravillas del pasado, a sus grandes éxitos que no quiere dejar ir, empecinado en volver a recrearlos bajo el marco de un nuevo filme (un caso en el que vejez y edad coinciden). Fred (Caine), creyéndose ya viejo simplemente por su elevado número de años, descubre finalmente que no está tan mal como pensaba, y que aún le queda mucho por hacer, una vez superados los fantasmas de su pasado y las decisiones que tomó (lo que, entre otras cosas, le llevó a un distanciamiento con su familia).
La masajista, joven y atlética, se deja llevar por el placer, por el tacto (el sentido más relacionado con la juventud carnal), ya que "no tiene nada que decir" como para perder el tiempo hablando en lugar de obteniendo información a través de las caricias (quizás, aún no tiene suficiente experiencia para contar nada). Lena (Weisz), marcada por una reciente ruptura amorosa, desplazada por alguien más joven (¿y con más talento? Hum, en más de un sentido), se siente vacía, se siente vieja, sin ganas ni habilidad de hacer nada. Hasta que se redescubre, hasta que vuelve a salir a flote, hasta que vuelve a creer en sí misma, en su juventud. Y Jimmy (Dano), atormentado porque sólo se le reconozca por un frívolo papel en una película famosa, no intenta crear nada nuevo (a diferencia de Mick, intentando hacer su nueva obra maestra), abandonándose a la contemplación del resto de personajes (al menos, en un principio).
En definitiva, la carencia de emoción es lo que lleva a la vejez, y no el deterioro físico, ni el paso del tiempo por nuestros cuerpos. La emoción es lo único que nos queda, como remarca Mick en una escena en la que, para volver a emocionar, para volver a causar ALGO en los demás, tiene que cometer suicido, a sabiendas que una nueva película nunca lograría alcanzar la maestría que poseían sus obras de antaño. Lo que hace liberarse finalmente a Fred. Lo que le hace cambiar de opinión, o, más bien, darse cuenta de la auténtica verdad, de la auténtica realidad. Obstinado inicialmente en que las emociones muchas veces se sobrevaloran, en que llegados a un punto (a una edad, según él piensa), éstas ya no son tan necesarias como antes, de modo que no hace falta seguir creando, no hace falta hacer nada; posteriormente se da cuenta de que la única forma de lograr la juventud (que creía, por otra parte, ya perdida), es mirar al futuro (representado por la propuesta de la Reina) en lugar de al pasado (a su promesa de no volver a dirigir una orquesta en la que se interpreten las piezas que compuso para su mujer, cuando, como el indica, todavía estaba enamorado), en emocionarse y en emocionar, una vez más (la escena final).
El elemento final, que permanece en nuestras emociones tras finalizar el filme, es la música. Se ha criticado a Sorrentino por el uso de, precisamente, "esta" música a lo largo de toda la película, alegando a su incapacidad de emocionar al público con la mera historia que cuenta (o con el modo elegido para contarla), en sí, con los elementos únicos del séptimo arte. Pero yo no pienso en incapacidad tras analizar este elemento, sino en habilidad, en habilidad para combinar dos ARTES y generar un clímax perfecto como final.
La masajista, joven y atlética, se deja llevar por el placer, por el tacto (el sentido más relacionado con la juventud carnal), ya que "no tiene nada que decir" como para perder el tiempo hablando en lugar de obteniendo información a través de las caricias (quizás, aún no tiene suficiente experiencia para contar nada). Lena (Weisz), marcada por una reciente ruptura amorosa, desplazada por alguien más joven (¿y con más talento? Hum, en más de un sentido), se siente vacía, se siente vieja, sin ganas ni habilidad de hacer nada. Hasta que se redescubre, hasta que vuelve a salir a flote, hasta que vuelve a creer en sí misma, en su juventud. Y Jimmy (Dano), atormentado porque sólo se le reconozca por un frívolo papel en una película famosa, no intenta crear nada nuevo (a diferencia de Mick, intentando hacer su nueva obra maestra), abandonándose a la contemplación del resto de personajes (al menos, en un principio).
En definitiva, la carencia de emoción es lo que lleva a la vejez, y no el deterioro físico, ni el paso del tiempo por nuestros cuerpos. La emoción es lo único que nos queda, como remarca Mick en una escena en la que, para volver a emocionar, para volver a causar ALGO en los demás, tiene que cometer suicido, a sabiendas que una nueva película nunca lograría alcanzar la maestría que poseían sus obras de antaño. Lo que hace liberarse finalmente a Fred. Lo que le hace cambiar de opinión, o, más bien, darse cuenta de la auténtica verdad, de la auténtica realidad. Obstinado inicialmente en que las emociones muchas veces se sobrevaloran, en que llegados a un punto (a una edad, según él piensa), éstas ya no son tan necesarias como antes, de modo que no hace falta seguir creando, no hace falta hacer nada; posteriormente se da cuenta de que la única forma de lograr la juventud (que creía, por otra parte, ya perdida), es mirar al futuro (representado por la propuesta de la Reina) en lugar de al pasado (a su promesa de no volver a dirigir una orquesta en la que se interpreten las piezas que compuso para su mujer, cuando, como el indica, todavía estaba enamorado), en emocionarse y en emocionar, una vez más (la escena final).
El elemento final, que permanece en nuestras emociones tras finalizar el filme, es la música. Se ha criticado a Sorrentino por el uso de, precisamente, "esta" música a lo largo de toda la película, alegando a su incapacidad de emocionar al público con la mera historia que cuenta (o con el modo elegido para contarla), en sí, con los elementos únicos del séptimo arte. Pero yo no pienso en incapacidad tras analizar este elemento, sino en habilidad, en habilidad para combinar dos ARTES y generar un clímax perfecto como final.