La gente echa pestes contra esta película, y una de las principales razones es que no es de Del Toro, cómo si las dos películas anteriores dirigidas por el cineasta mexicano fuesen una obra de arte... y no es así. Sin entrar a analizar las dos anteriores películas y la labor del director en ellas, ésta, la de Neil Marshall no es una mala película. La cinta tiene ritmo, es traviesa, juguetona, gamberra... David Harbour hace un muy meritorio papel, en momentos llega a superar incluso a Ron Perlman (que Dios me perdone por lo que acabo de escribir), el guión, bueno, lo del Rey Arturo ya está demasiado visto pero bueno, no está mal contada la historia después de todo, y el lenguaje soez y mal hablado que usan los personajes, la verdad es que en una época tan politicamente correcta cómo esta que vivimos se agradece bastante. En fin, una peli entretenida que más vale no comparar con las anteriores... ya que así se disfruta más.