Sin llegar a obra maestra, “Lawn dogs” es una buena película. El punto débil lo tiene en el argumento, que no termina de decantarse por lo fantástico o lo real y exige demasiada credibilidad por parte del espectador. Sin embargo, destaca la creación de los caracteres de los dos personajes principales y del ambiente que los rodea.

De un lado, el sentimiento de desamparo y exclusión que provoca en una niña una enfermedad grave. De otro, el desarraigo de un post-adolescente que no conoce hogar en el que protegerse cuando el mundo le asusta. A su alrededor, una clase acomodada que se recluye en urbanizaciones protegidas por un muro y un agente de seguridad, falso trasunto de policía. Un mundo inmerso en la impostura que oculta bajo la barra de labios y la corbata el afán de escalar socialmente, la infidelidad, la homosexualidad, el racismo, …

El director John Duigan toma el punto de vista del desarrapado y de la niña y le da la vuelta al relato tradicional del sueño americano. En esta América, los ciudadanos más desafortunados son enviados a guerrear para morir o regresar enfermos, porque el desprecio de sus superiores por su vida mata más que las armas del enemigo impuesto. Quienes viven en unifamiliares no saben nada de sus parejas y utilizan a sus hijos. Fuera de ese muro, se vive en autocaravanas, varadas como las posibilidades de un estudiante con dotes de buen cirujano que mereció llegar a médico, si la imposibilidad del acceso a la educación no lo hubiera evitado.

Aunque el mensaje sea tremendo, la forma de la película es sencilla y reposada. Asiste tiernamente a la relación que se establece entre la fantasía natural de la niña y la imagen de autenticidad y seguridad que encuentra en el joven. La simbiosis entre ambos, la rebeldía inocente de aquella, la necesaria traición que precede toda emancipación.

Aunque sea clásico y evidente el tema escogido no deja de ser acertado que atruene Dylan con su “Knocking on heaven’s door” en el momento central de la trama para subrayar que levitamos hacia la salida de este mundo.

La película es de 1997. Inspira tanto temor pensar que es el plan que nos tienen preparado para nuestro futuro…