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España España · Valencia
Voto de Cinerama:
4
Ciencia ficción. Fantástico. Aventuras Supermán ha decidido eliminar todas las armas nucleares de la Tierra estrellándolas contra el Sol. Pero Lex Luthor ha creado un doble del héroe que siembra el caos en todo el mundo. Además, la hija del dueño del periódico donde trabaja Clark Kent encuentra al joven tan atractivo que sólo contribuye a causarle más problemas.
31 de julio de 2012
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Nos encontramos ante la cuarta entrega de Superman, producida por la Cannon Group (los israelíes Menahem Golan y Yoram Globus) después que Alexander Salkind y su hijo Ilya le vendieran los derechos sobre el personaje. Los temibles primos israelíes disponían de 35 millones de dólares para producir la película, de los cuales sólo utilizaron la mitad debido a que la Cannon tenía en producción ese año una treintena de películas simultáneamente (Cannon tenía un concepto "industrial" del cine y producían las películas como churros). Por poner un ejemplo, la escena en que Superman lanza su discurso en la ONU se rodó en un auditorio municipal, cosa que lamentablemente salta a la vista y refleja la pobreza de presupuesto.
El guión parte de una premisa interesante (son los últimos coletazos de la guerra fría) y propone la intervención de Superman para eliminar todas las armas nucleares del planeta. Sin embargo, la mano chapucera de la casa Cannon se nota en una producción de esta envergadura, resultando una película pobre, incoherente argumentalmente y con unos flojos efectos especiales.
Lo de su escasa duración (en algunas versiones no llega a 90 minutos) se debe al montaje final con alrededor de 45 minutos de escenas eliminadas. No se ven, por ejemplo, las imágenes del primer hombre nuclear (que sale desnudo de la máquina con aspecto de tonto), las del baile de Reeve y Hemingway en un club nocturno, las del beso de ambos en un taxi, las escenas de lucha entre el primer hombre nuclear y Superman, las de rusos y yanquis sacando sus misiles y lanzándolos, la escena de Superman y el niño que le escribe la carta volando o la escena del tornado, que se lleva a una niña de su casa y que precisamente era la hija de Reeves en la vida real. De haberse montado algunas de estas escenas, habrían enriquecido sobremanera la película, pues habrían conseguido que la historia quedara más redonda, más completa, más coherente.
Por el camino se quedan otras propuestas interesantes y no suficientemente explotadas, como la del nuevo dueño del periódico "Daily Planet". En fin, un auténtico desaguisado por obra y gracia de los primos responsables de los films de Chuck Norris, el primer Van Damme, "Invasión USA", y subproductos similares en los años 80 y primeros noventa.
Cinerama
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