Es de agradecer que en los tiempos que corren, unos tiempos donde impera lo políticamente correcto y en donde la "Brigada de los Flanders" mira con lupa cualquier manifestación artística que pueda herir sensibilidades una productora de las más grandes de luz verde a un proyecto tan especial como es este Joker de Todd Phillips.

Es curioso como somos capaces de empatizar con ese niño huérfano que utiliza su inmensa fortuna y posición social para combatir el crimen y sin embargo no seamos capaces de ponernos en la piel de Arthur Fleck. Ese hombre convertido en un paria por una sociedad que le ha dado la espalda, que forma parte de ese grupo de marginados que incomodan a los de arriba y que resulta invisible a ojos del resto.

La sociedad como decía, es capaz de crear monstruos y así lo hace con Arthur. Su descenso a los infiernos de la locura son fruto del desamparo y la falta de comprensión, apego y empatía para la gente como él. De como un hombre gris que intenta ganarse la vida como payaso, con sueños de gran cómico pero que a su vez convive con una patología que le provoca una risa incontrolable es maltratado, vejado y humillado por una sociedad deshumanizada haciendo que finalmente de la espalda a ese sociedad y renazca como un psicópata.

Coge un poco de Taxi Driver y de El Rey de la comedia y súmale a un camaleón como el inconmensurable Joaquin Phoenix y tendrás esta Master piece como resultado. Pocos años ha habido un Oscar tan claro como el que debe ganar Phoenix. Si alucinasteis con su trabajo en la gran "The Master", aquí sencillamente vais a alucinar. Sus registros, sus gestos, bailes y muecas son cine con mayúsculas.

Phoenix no actua, da una auténtica lección de lo que es el oficio de actor. A diferencia del Joker de Nicholson que era un Arlequín psicópata o ese anarquista feroz con mensaje político que era el Joker de Ledger, Phoenix compone un Joker que no es más que un enfermo mental, alguien vulnerable al que el sistema conduce a esa transformación y que sin siquiera proponérselo creará una corriente de protesta social radical con sus actos.

El cambio de registro de Todd Phillips con Joker es espectacular. Deja la comedia y nos mete de lleno en esta malsana, cargada y políticamente incorrecto película que firmaría el mejor Scorsese. Una muestra impecable de que el cine basado en cómics puede ofrecer experiencias fabulosas.

Una fotografía sublime y una intimista BSO ponen la guinda a la que seguramente sea la mejor película del año.