(*) ¿Policías corruptos que no tienen otro momento que una desocupación masiva para reclamar su "impuesto" mafioso (habiendo un montón de compañeros en la operación, con montones de móviles y ojos mirando...)?; ¡qué agujero en la pared más convenientemente situado para esconderse, justo allí, al lado del dinero, en la habitación del tío más rico del edificio, capaz de gastarse tres mil euros en la smart TV más cara del mercado pero no de pagarle la voluntad a uno de los vecinos para que le enyese el boquete!; ¿tener un progenitor senil os parece suficiente necesidad como para justificar argumentalmente que una policía novata se apropie de dinero ajeno, sin saber si está marcado o manchado de sangre (el "propietario" seguro que lo buscará sin andarse con remilgos)?; una vez que los corruptos descubren a la compañera, ¿no sería más práctico ofrecerle una parte del pastel en lugar de amenazar con matarla a punta de pistola reglamentaria (!), cuando los demás saben que había entrado antes en esa puerta, cuando todos la están buscando y están preguntando por ella, cuando cualquier muerte de un agente desencadenaría una investigación que les podría comprometer...?; y lo de ese final con la madre africana que prefiere agarrar un cóctel molotov en vez de huir con su hijo, encomendada al grito de las amazonas, ya es para mear y no echar gota (matar policías en país ajeno va a ser todo ventajas para ella).

En serio, se está perdiendo alarmantemente la coherencia en los guiones. Y lo realmente preocupante es que son errores fácilmente pulibles. Es puro desinterés; yo creo que los cineastas están tan concentrados en lo estético y rítmico que descuidan todo lo demás. ¿Es culpa de espectadores cada vez menos exigentes o del contenido atontador, sin demasiadas alternativas, que se prefiere ofrecerles? ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina?