Poco se puede añadir a las excelentes críticas que ya existen para esta película. Quisiera añadir que para entender todas las películas que existen sobre los samuráis durante la dictadura Tokugawa hay que saber que era una época frustrante para los samuráis ya que estaban educados para la guerra y se preparaban para ella en una era en la que todo estaba controlado para que no hubiese un sólo conflicto. De ello se derivaba la obligación para todo el mundo de cumplir una serie de normas dictadas por el superior jerárquico de cada territorio, ciudad, barrio y casa. Si había algún conflicto se resolvía de la manera menos llamativa y la simple existencia de ese conflicto podría traer la ruina económica y vital para todos los que rodeasen al causante de los problemas sin importar lazos familiares o su grado de complicidad. Vamos que el Japón del shogunato era un auténtico estado policial del que todo el mundo participaba.

Esto lo hago notar para entender la importancia de las decisiones y actos de un padre y su hijo simplemente para lo defender lo que ellos consideran justo por encima de las órdenes del clan.

Para finalizar decir que Mifune lo borda otra vez. En esta ocasión en las escenas finales de iaido sus rivales no le llegan ni a la suela de esparto y eso que aún no he conseguido averiguar en que dojo entre este hombre.