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Voto de Daniel Quinn:
9
28 de diciembre de 2006
33 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última película del francés Arnaud Desplechin comienza con una elegante secuencia en la que una dama de buena posición desciende de un taxi en medio de un luminoso bulevar parisino bajo los acordes del mítico Moon river. Nora se muestra sonriente, segura de sí misma, y empieza a hablarnos en una voz en off completamente mansa, casi melosa, como si se encontrara en el momento de mayor tranquilidad de su vida, como si nada enturbiara su felicidad y se dispusiera a vivir sin sobresaltos el resto de sus días. Nos resume en un par de frases la historia de su vida, sus tres relaciones de pareja, su hijo huérfano antes de nacer, su actual posición dominante respecto a su inminente esposo... Todo parece indicar que el tiempo ha asentado las cosas y Nora puede dedicarse a disfrutar y vivir con absoluta tranquildad.
Sin embargo, nada es lo que parece en esta película que nos habla, con una sinceridad aplastante, de lo falso de las apariencias, de las murallas que nos construímos para sobrevivir, intentando negar aquello que nos persigue y nos hace un daño irreparable, del peso de la memoria, de la conciencia, de nuestros sueños reprimidos, del amor... (Spoiler 1).
En paralelo a la historia de Nora se nos cuenta la de su segundo marido, Ismael, que ha sido recluído en un centro psiquiátrico por razones que en principio desconocemos. Pero a Desplechin no le interesa ocultarnos información o provocar algún tipo de suspense argumental; él pone todas las cartas sobre la mesa y nos introduce en los sentimientos más íntimos de los dos protagonistas. Para ello juega con el espacio y el tiempo, fragmenta los planos y utiliza todos los recursos formales que el cine pone a su disposición con el fin de que podamos comprender mejor a dos almas que debaten sobre la existencia de su propia alma. Conforme avanza la película vamos comprendiendo cómo es posible que esos dos personajes, en apariencia tan contrapuestos, hayan sido pareja en algún momento de su vida.
Reyes y reina es una película sobre la soledad y la necesidad de comunicarse. Está poblada de fantasmas, de verdades y mentiras sinceras, donde la comedia y el drama se engarzan de manera invisible, donde se nos muestra la vida en su más pura esencia, donde parecen confluir todas las virtudes del cine francés surgido tras la Nouvelle vague, y donde podemos atisbar la auténtica emoción como único elemento narrativo.
(Spoiler 2)
Sin embargo, nada es lo que parece en esta película que nos habla, con una sinceridad aplastante, de lo falso de las apariencias, de las murallas que nos construímos para sobrevivir, intentando negar aquello que nos persigue y nos hace un daño irreparable, del peso de la memoria, de la conciencia, de nuestros sueños reprimidos, del amor... (Spoiler 1).
En paralelo a la historia de Nora se nos cuenta la de su segundo marido, Ismael, que ha sido recluído en un centro psiquiátrico por razones que en principio desconocemos. Pero a Desplechin no le interesa ocultarnos información o provocar algún tipo de suspense argumental; él pone todas las cartas sobre la mesa y nos introduce en los sentimientos más íntimos de los dos protagonistas. Para ello juega con el espacio y el tiempo, fragmenta los planos y utiliza todos los recursos formales que el cine pone a su disposición con el fin de que podamos comprender mejor a dos almas que debaten sobre la existencia de su propia alma. Conforme avanza la película vamos comprendiendo cómo es posible que esos dos personajes, en apariencia tan contrapuestos, hayan sido pareja en algún momento de su vida.
Reyes y reina es una película sobre la soledad y la necesidad de comunicarse. Está poblada de fantasmas, de verdades y mentiras sinceras, donde la comedia y el drama se engarzan de manera invisible, donde se nos muestra la vida en su más pura esencia, donde parecen confluir todas las virtudes del cine francés surgido tras la Nouvelle vague, y donde podemos atisbar la auténtica emoción como único elemento narrativo.
(Spoiler 2)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Spoiler 1: La verdad se nos empieza a mostrar a raiz de la visita a su padre, en la que descubrirá la enfermedad y el dolor. También esta relación, que en principio parece idílica, nos terminará desgarrando por la fuerza de las verdades reprimidas. Poco a poco nos damos cuenta de que Nora se ha construido un personaje ficticio en torno a ella misma; nos ha hecho creer que es una reina cuando su memoria esconde un corazón lleno de espinas.
Spoiler 2: Como dice Ismael en el fabuloso epílogo que cierra las dos horas y media de metraje, "el pasado no desaparece, nos pertenece", con lo que la única salida es alegrarnos de lo que ese pasado nos ha hecho crecer como personas. De nada sirve intentar quemar los incómodos residuos del pasado, porque su esencia y su sabor seguirán siempre presentes.
Spoiler 2: Como dice Ismael en el fabuloso epílogo que cierra las dos horas y media de metraje, "el pasado no desaparece, nos pertenece", con lo que la única salida es alegrarnos de lo que ese pasado nos ha hecho crecer como personas. De nada sirve intentar quemar los incómodos residuos del pasado, porque su esencia y su sabor seguirán siempre presentes.