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España España · Vitoria
Voto de Yonfor:
8
Drama. Musical Película sobre los últimos años de Ian Curtis, el enigmático cantante de la banda Joy Division e icono del post-punk inglés, hasta su trágico suicidio en 1980. Cómo le afectó el dramático conflicto entre el gran amor que sentía por su esposa y la apasionada relación con su amante, sus ataques de epilepsia, su extraordinario talento y sus arrolladoras actuaciones en directo. Mención Especial en la Cámara de Oro, Premio de la Juventud y ... [+]
11 de abril de 2009
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me preocupó el que me invitasen a ver un biopic que se titula “Control”. Como un tonto pregunté, ¿Es la historia del señor que inventó los preservativos?
No, no lo es. Es la historia de Ian Curtis, el que fue vocalista de un grupo post-punk que se llamó “Joy Division”. Ian falleció a los 23 años. Confieso que no sabía nada de la corta vida de este músico. A parte de la enfermedad – epilepsia – solo sus actividades musicales pueden mover a alguien a hacer una película sobre él. No es el personaje sobre el que normalmente se haga un biopic.
Se puede hacer un biopic si te llamas Samuel Bronston, cazas con Franco, y te presta sus ejércitos con casco y todo para hacer “El Cid”. Además si todos los niños del país saben que cabalgaba después de muerto pues razón de más. Se me ocurre pensar que “El Cid” según esto, fue una película pionera del cine de zombies. Pero si no tienes un zombie que haga equitación, pero te gusta ponerte chaquetitas de angora también te pueden hacer tu peliculita como a Ed Wood. ¿Por qué entonces le han hecho su película a Ian Curtis? La acción está ambientada en un suburbio de Manchester. El trabajo de Ian es de lo menos glamuroso, un chupatintas de la oficina de empleo. Sus hobbies son tan atrayentes como escuchar música en solitario en su habitación o tomarse unas pintas en el pub. Ian prácticamente no habla, ni se pega con nadie, ni va ligando por el mundo, ni tiene ideas que traten de cambiarlo, no comete delitos, ni se emborracha, ni se droga (bueno, es un poco pastillero, pero no mucho), y además baila como un mono estreñido con almorranas. ¿Por qué entonces nos atrae esta película? Su ritmo es lento, y eso que está dirigida por un realizador de videoclips. Sus personajes no son ni brillantes, ni problemáticos; no tiene giros de guión, no hay suspense por ninguna parte y encima sabemos cómo va a terminar, pero pese a todo esto la película funciona de principio a fin. Ni paisajes monísimos, ni localizaciones sofisticadas, casi todo interiores poco llamativos. El tono de la historia y el ritmo roza la perfección. Montones de planos cortos del protagonista, menudo hallazgo de actor. Habla poco, pero sentimos lo que está pasando por su cabeza sin necesidad de recurrir a voces en off peñazos. Probablemente la explicación a esta buena película esté en que no hay ningún tipo de exceso. El director en modo alguno ha intentado impresionarnos, maravillarnos, cabrearnos o asquearnos. Simplemente ha tratado, y lo ha conseguido, que nos creamos todo lo que pasa en la pantalla. Ahí ha estado su gran acierto: en la verdad. La película respira verdad por todos sus poros. De propina, hasta los actores que encarnan a los componentes del grupo han sido capaces de interpretar las canciones de Joy Division.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Yonfor
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