No, "Trainspotting" no es una película sobre las drogas sino sobre drogadictos, lo cual es muy diferente. Por ejemplo, "Diario de un rebelde" (1995), sin ser ni mucho menos una obra maestra, no deja de ser una aceptable propuesta sobre los efectos devastadores del consumo de drogas. Sin embargo, aquí no existe esa intención pedagógica o de denuncia sino de lo que se trata es de contarnos las andanzas de un grupito de enganchados, puestos como héroes. Lo peor es que aquí redención hay poca (SPOILER). No nos engañemos, hay muchas anécdotas, batallitas, paridas y situaciones ridículas pero nula reflexión, análisis psicológico, diálogos, descripción contextual, antecedentes o una historia bien trenzada. Si como drama es bastante torpe como comedia nos ofrece una mirada de una extraordinaria frivolidad. Hay que caer muy bajo para reírse con o de estas personas.

Claro que si lo que queremos es la novedad, independientemente de lo que ésta represente, y el mal gusto, pues a lo mejor os gusta. Por ejemplo, ¿cuando se ha visto que el bueno, el héroe, de una película sea un heroinómano, además de ladrón, delincuente y camello ocasional, en cierto modo, orgulloso de serlo? Pues no recuerdo. Es más, existe cierta delectación, cierta justificación en retratar este estilo de vida alternativo y libre que incluye el consumo de drogas, lo cual es, además de inédito, inmoral. Seguro que a más de un espectador le han dado ganas de drogarse o seguir enganchado gracias a este trabajo. Del mismo modo, este filme tiene momentos realmente asquerosos. La escena del wáter es para vomitar literalmente. Dicho lo cual, el filme tiene cierto estilo, alguna idea interesante y una buena banda sonora. De todos modos, resulta muy insuficiente.