Teniendo en cuenta que este dibujo informatizado, al que se le añade como base imágenes reales, es horroroso, nada que ver con el hecho a mano, con el que Disney nos ha deleitado durante generaciones, la película de "Dinosaurio" no está tan mal sino fuera porque supone un atrevido plagio de la soberbia "En busca del valle encantado" (1988), con alguna mención a la también buena segunda parte de 1994. Claro que el parecido se queda en el argumento y la estructura, cambiando niños por ancianas o dos dinosaurios cazadores en vez de uno, porque lo que es alma, está a años luz del precioso clásico de Don Bluth. Salvo hacértela recordar con cariño, no veo muchas más virtudes en este trabajo que pese a su falta de ideas puede ser más o menos distraído para los niños que no conozcan las que he dicho. En lo comercial cumplió con casi 350 millones de dólares que la auparon al quinto puesto de las más taquillera del mundo.

Yo lo que me pregunto es, además si no es una metedura de pata enorme colocar lémures hace 65 millones de años, al lado de los saurios gigantes, creo que son muchos más posteriores, es para qué se hacen historias de animales. Siempre se han empleado como símbolos o metáforas de la vida humana o bien para resaltar sus problemas particulares pero trasladar nuestros conflictos al reino animal es directamente estúpido. Por ejemplo, una persona puede decidir si quiere ser vegetariana o carnívora pero un animal no, excepto si es omnívoro: está condicionado por la naturaleza. Pues así pasa con todo. De esta forma la pareja de directores se limite a exponer una filosofía buenista, por llamarla de alguna forma, con tan poco coherencias como alegría con la que se expresa. Y ya que estamos, al protagonista (¿no se parece a Arnold Schwarzenegger?) lo ponen que es más listo, valiente, bueno y guapo, pero por su cara "bonita".