Comedia dramática con un toque muy pero que muy ligero de thriller y fantasía, que en realidad es un remake de una italiana con el mismo título de Paolo Genovese y que vaya por delante que no he visto. Parece ser que ha sido todo un éxito ya que Álex de la Iglesia no ha sido el único que ha copiado la película de Genovese. Así desde el 2016 en que se estreno hasta este 2019, es decir en sólo tres años, se han realizado versiones de ella además de en España, en Grecia, Francia, México, Corea del Sur, Turquía, Hungría, India y China. Esto nos puede llevar a plantearnos si es preciso rodar remakes en vez de ir a ver la original pero vamos a dejarlo para otra ocasión.

El caso es que se reúne un grupo de amigos para cenar y a lo tonto acaban en una especie de juego en el que todos sus secretos pueden ser desvelados. Esta es la base pero el primer error porque si alguien tiene algún trapo sucio y prácticamente todos ellos tienen una cesta llena, se negarían a jugar con cualquier pretexto. El otro fallo más notable es un final de lo más cobarde en el que directamente se apuesta por la mentira como una receta para la felicidad. Para De la Iglesia la verdad no nos hará libres, como decía Jesucristo, sino desgraciados. Así que mejor no saber nada. Lo malo de esta postura es que al final la cosa explotará y será todo muchísimo peor.

Dicho esto, tenemos una película ágil, coral, con mucho ritmo y vivacidad, quizá demasiado sobre todo al principio. Por fortuna la cosa se asienta y nos permitirá disfrutar de una velada muy particular. El trabajo de todos los actores me parece bueno pero creo que los que sobresalen son Eduard Fernández y especialmente Ernesto Alterio, que está muy gracioso. Dafne Fernández merece una mención por su belleza. Resumiendo, "Perfectos desconocidos" pese a sus fallos, es divertida, intrigante, natural en su afeminismo y hace pensar de donde acaba la intimidad y empieza el engaño. Desde luego, el problema no está en los móviles sino en la falsedad de las personas.