Una de las triunfadoras de 1998, tanto a nivel de taquilla donde alcanzó el número ese año en Estados Unidos y la segunda posición en el resto del mundo, como de crítica, incluido el repoker de Oscars, al mejor director, fotografía, montaje, sonido y efectos sonoros si bien se le escapó la joya de la corona, o sea, el de mejor película. Ahora bien, aunque su comienzo sea de lo más impactante por su realismo bélico que luego ha sido imitado en la mayor parte de los trabajos que incluyan acción, el defecto que tiene, además de que no es "Apocalipsis Now" (1979), es que le falta de todo un poco. Drama, mensaje, discurso ideológico, psicología de los personajes, diálogos o a la propia aventura le falta un par de vueltas en la sartén. Al final la propuesta de Steven Spielberg queda reducida a la mera acción, muy intensa ciertamente en especial en la recta final, pero por encima de la reflexión. "Salvar al soldado Ryan" será recordada por su estilo vibrante del tipo corresponsal de guerra que por su contenido.

De todos modos el intento para que reflexiones sobre la "tontería" que supone salvar una vida, que es la del propio soldado Ryan, es ingenioso pero a todas luces pobre, además de tramposo. Desde el momento que se entra en un conflicto bélico, como pudo ser la Segunda Guerra Mundial, se están salvando a millones de soldados Ryan. Ahora bien, parece que lo único que le importa tanto al protagonista como a nuestro director es la supervivencia de sus muchachos, todos leales y valientes soldados menos uno, pero en absoluto la del enemigo. Queda establecida una peligrosísima distinción entre ciudadanos americanos, hombres libres, y los otros de naturaleza indeterminada que pueden morir sin problema, incluso justificando de algún modo los crímenes de guerra. Claro que por esta vía la propaganda se hace aún mayor. La escena de la niña no tiene más sentido que el de camuflar, por ejemplo, los cientos de miles de civiles muertos por los bombardeos aéreos aliados en Francia.