La comedia moderna en general y especialmente la española tiene un grave problema: pretende hacer reír a partir de la exageración más desatada, tanto en sus personajes, como situaciones y tramas. Por el camino del "más difícil todavía" circense se han olvidado de la naturalidad y la normalidad, de que la cosa no funciona si somos incapaces de reconocernos en lo que tenemos delante de las pantallas. Cierto que en el humor se suele dar cabida a cierta hipérbole pero sin olvidar nunca el anclaje con la realidad. David Serrano se olvida de todo y por eso incurre en un relato grotesco, nada creíble, llena de personajes tontos y aderezado todo con un lenguaje contra más soez mejor. Por cierto, que la han calificado como apta para mayores de siete años así que estos tipos pensarán que por guarra que sea no se debe privar a los más pequeños de semejante espectáculo.

"Días de fútbol" va sobre un grupo de bobos rematados que no sólo no son conscientes de que lo son, sino que nadie a su alrededor se percata de ello. Por ejemplo, ninguna mujer se sentiría atraído por un personaje tan patético como Jorge (Alberto San Juan), nadie formaría tal pollo a la hora de robar un cerdo o ninguno de ellos dejaría de creer de que como futbolistas son los paquetes más grandes que hay en toda España. Salvo si son imbéciles y ahí está la gracia de la película. Pero a mí estas cosas me hacen muy poquita gracia, tal vez dos o tres escenas te pueden dibujar una sonrisa pero ya está. Pienso que lo divertido no es ver a unos inútiles pretendiendo hacer algo sino a gente normal, incluso lista, que se ve obligada a participar en una tarea para lo que no están preparados, pero siendo conscientes de ello, por supuesto. Mala película.