Lo raro no es que "Bitelchús" sea un adefesio de película. A fin de cuentas, la filmografía de este recocido director, vete tú saber por qué razón, está llena de obras mediocres. Lo extraño es que un par de años después, en 1990, nos sorprendiera con la soberbia "Eduardo Manostijeras". Es que no tiene punto de comparación con lo que hizo antes y después. Un misterio. Pero volviendo a la que nos toca ahora, reconozcamos que tiene el sello Burton y supongo que al que le apasione la muerte y lo macabro en todas sus dimensiones le guste. A mí esta especie de comedia de terror no me ha hecho nada de gracia y aunque sí miedo, por lo mala que es. Argumento delirante, personajes de chiste, situaciones ridículas. Un desastre. Alguien apunta que es una especie de borrador para "La novia cadáver" y que en eso reside su valor. Pero como tampoco trago con ésta última, pues ni eso.

Me pregunto que a qué clase de público se dirigió Burton con "Bitelchús". Porque es tremendamente tonta para los adultos y demasiado siniestra y aburrida para los niños. Mientras tanto es difícil destacar alguna virtud. Por ejemplo, algunos efectos especiales no están mal y para la época puede que estuvieran bien pero a día de hoy la mayoría dan el cante. Tal vez la imaginación que destila este planteamiento, el trabajo de Michael Keaton como Bitelchús y la aparición de una Winona Ryder a la que le Burton le echó el ojo para su "Eduardo Manostijeras". Por lo demás, volvemos a ver la dicotomía de los 80 explicada en "Hellraiser", simbolizada en esta casa. Los 80 tradicionales, tal y como está al principio, y los hortera, con esa decoración chillona y estrambótica. Al igual que Delia (Catherine O'Hara) y su gurú Otto (Glenn Shadix) tan fashion. Ni que decir tiene que prefiero los 80 conservadores.