Después de la pifia completa de la tercera parte de 1992, el final de la saga, si no tenemos en cuenta las versiones en las que se les ha añadido el Predator, aunque no es bueno sí tiene cierta dignidad. De entrada se les va la olla, sobre todo al final con este nuevo modelo de Alien que da más pena que otra cosa, pero también con el peregrino modo de "resucitar" a la teniente Ellen Ripley (Sigourney Weaver) cuando la dábamos por muerta. Dicho esto, el planteamiento se sostiene, aunque el guión es muy normalito, incluso te despierta interés, principalmente, he de confesarlo, porque si en la tres te importaba un comino que se comiesen unos a otros, es más apoyaba la pitanza de humanos, aquí con la bella y de aspecto siempre frágil Winona Ryder, que te extraña mucho ver en un producto de acción así con lo fina que es, sí está uno más nervioso pensando en si le van a devorar estos monstruos.

El responsable de esta aventura espacial, en la que unos científicos tratan de clonar a Ripley y lo peor, adiestrar a los Aliens como si fueran animalitos, está claro que el experimento va a acabar en desastre, es Jean-Pierre Jeunet, que le aporta a la película un tono francés medio grotesco, medio chusco, que tanto gusta en aquellas tierras pero que le resta intensidad. A decir verdad "Alien: Resurrección" tiene poca tensión, entre otras cosas, porque la manada de bichos que pululan por la nave, literalmente desaparece. Así nuestros amigos se dan prácticamente un paseo, con un alguna escena no muy bien concebida, como la salida después del chapuzón subacúatico en el que por cierto, Winona sufrió un ataque de ansiedad y Ron Perlman casi se ahoga. En definitiva, vamos a desvelar que la saga acabó en 1986 con el feliz regreso de Ripley y demás, y que las otras dos son falsificaciones.