Alejandro Amenabar con "Abre los ojos" logra crear una obra redonda en la que no ha dejado nada al azar, llena de guiños que luego se repiten, de giros que te hacen dudar de lo que estás viendo; una cinta que vista por primera vez es un lío tremendo y, cuando las vuelves a visionar, te abre un montón de incógnitas. Complicada, todo un alarde de despiste, engaño y confusión que atrapará al espectador y que diría que hasta a los mismo creadores.

Es cierto que al final parece que el director nos quiere dar la clave para entender su película. Pero no las tengo todas conmigo. El debate que se abre para comprender lo que hemos visto demuestra que las interpretaciones son tantas como espectadores. ¿No será todo un sueño? ¿Que partes de "Abre los ojos" son reales y cuales producto del delirio, el ensueño y la fantasía? (Ver Spoiler).

Pese a lo dicho, "Abre los ojos" no sólo se queda en el artificio sino que sorprende, por el tratamiento de los personajes, la desesperación y hasta, por que no, el lirismo que se percibe por momentos.

Con un guión muy sólido, la cinta de Amenabar consigue mantener la incógnita a la par que el juego sueño/realidad te confundirá hasta el final y más allá.