Primero, la película de "Bloody Sunday". O mejor dicho, el documental o docudrama que nos ha preparado Paul Greengrass sobre los hechos reales ocurridos el 30 de enero de 1972 en Londonderry o Derry en Irlanda del Norte. En esto reside precisamente su virtud como testimonio histórico, en su realismo y crudeza a base de cámara en mano como si se tratara de un reportero in situ. Sin embargo, el conjunto me parece demasiado frio, impersonal, fragmentado y mecánico, encorsetado en constantes cortes en los que la abundancia de de fundidos en negro resulta desconcertante. O sea, que tiene prácticamente nada de cine o de arte, salvo la lograda ambientación y la actuación de James Nesbitt.

Ahora bien, si me peleo con un tipo que lleva un arma de fuego, me cuidaré mucho de mantener la disputa en ciertos límites pues sé que en un calentón puede descerrajarme un tiro. ¿Pues que pasa cuando no es uno, sino una turba inmensa y vociferante, que agrede, insulta, lanza piedras o cócteles molotov o disparan? Claro, luego nos desgarramos las vestiduras y despotricamos contra los militares pero me gustaría ver a todos estos "denunciadores de la barbarie" en la piel de lo soldados, a ver si sabrían manejarse con tanta sangre fría como predican. Esto no justifica una matanza pero sí que cuando se entra en una escalada de violencia y se caldea el ambiente, cualquier cosa puede pasar.

Casi cuarenta años más tarde y después de 12 de investigaciones, el informe Saville considera el suceso "injustificado e injustificable" y denuncia tiroteos incluso a personas que iban a auxiliar a heridos, lo cual es horrible, pero al mismo tiempo reconoce que los manifestantes llegaron a disparar a las tropas británicas, lo cual les hace tener parte de razón. Está bien que denunciemos los crímenes ingleses o del ejército pero estaría incluso mejor que pusiéramos en la picota al IRA que llegó a matar a casi 4.000 personas, a ver cuando una película sobre sus acciones terroristas, o el insistente odio irlandés hacia los ingleses, que es el verdadero caldo de cultivo para la violencia y no éste desgraciado suceso.