Ya he comentado otras veces que algo empezó a cambiar en la segunda mitad de los 90. Es como si se tratara de un enorme edificio, o mejor, una presa, que tras varias muestras de resquebrajamiento, llega un momento en el que estalla y el agua se desborda destruyendo todo lo que encuentra a su paso. A partir de aquí, mediocridad en el cine y en otros sitios. Llega 1998 y, en este caso, un torrente de ordinariez reprimido durante años explota dejando una huella permanente. Luego vendría la saga de American Pie, la primera de 1999, y una legión de películas de mal gusto, hasta el punto de que uno se acerca asustado hacia cualquier cosa que huela a comedia o romance, pero creo que la primera que levantó la veda fue "Algo pasa con Mary". De acuerdo, fue un gran éxito de taquilla seguramente por el morbo de ver esas 3 o 4 cosas "tan fuertes" que salían.

Para que os deis cuenta de lo que digo, unas cosillas. Peter Farrell debutó en el cine dirigiendo "Dos tontos muy tontos" (1994), un trabajo tan desternillante como de un humor limpio. Cuatro años más tarde, se destapa con este esperpento. Compárese que si en 1998 "Algo pasa con Mary" fue la 4º película más taquillera en el mundo, en 1994 la que ocupaba esa posición era otra comedia pero de un humor de lo más inocente: "La Máscara". Por cierto, la 6º fue otra comedia, "Los picapiedras" y la 7º, "Dos tontos muy tontos". Por otro lado, la famosa escena relacionada con el tupé de de Cameron Díaz fue pensada por Kevin Smith para "Mallrats" (1996) pero los estudios la eliminaron por considerarla de mal gusto. A todo esto, hay algún momento en el que te ríes (ese perro), que es cuando se olvidan de lo obsceno, pero aún así el film es claramente insuficiente.