Perdón, me he equivocado. ¿Detergente? ¿Prepotente? ¿Emergente? ¿Candente? ¿Recurrente? No, se trata de "Insurgente" la nueva adaptación de la novela homónima de Veronica Roth, es decir, la segunda de su trilogía. El resultado de este plagio de "Los Juegos del Hambre" (2012-2015) con un toque a lo "Harry Potter" (2001-2011) me ha parecido muy malo, diría que incluso peor que la original. La base de tamaño error es la concepción de esta sociedad distópica en el que la gente se adscribe voluntariamente, y sin que nadie se percate de la enorme imbecilidad de la medida, a una de las cinco facciones existentes: cordialidad, abnegación, verdad, erudición y osadía. El divergente es aquél que no encaja en ninguna de ellas porque tiene más de un rasgo predominante. Es decir, lo que todo el mundo es en una sociedad normal y corriente.

Más adelante nos indican que hay por ahí un experimento, que por supuesto no explican en qué consiste, que a mí parecer lo que demuestra realmente es que la humanidad ha caído en la idiotez más profunda. Mejor aún, cómo el borreguismo consigue que las masas sigan a "los que saben" porque es lo que hay y lo que toca. Pero me temo que la intención de la escritora o la de Robert Schwentke jamás va por esta línea. En cualquier caso, la película no sólo es boba sino que esté mal hecha, con unas cuentas escenas sin lógica ni explicación, que por memas te dejan perplejo, como la pseudomuerte de..., o te hacen reír de lo lindo, como la pelea en el tren. La explicación final a este despropósito, que la hay, también provocará hilaridad. A todo esto, sospecho que Beatrice (Shailene Woodley) está dopada o muy loca: no hay quien la derrote.