Uno ve el cartel de "Al límite" y se fija en el título de la película e imagina que estamos de vuelta con el viejo Mel Gibson, el de la saga "Arma Letal", "Rescate", "Payback" o "El patriota". O sea, acción, tiros y nuestro héroe matando malos a porrillo, casi siempre como policía, en este caso el detective de homicidios Thomas Craven del departamento de Boston. Pues no es del todo así. Cierto que hay escenas violentas. Sin embargo estamos delante más bien de un drama con piel de thriller con un Martin Campbell más pendiente de reflejar la pérdida de una hija que de desarrollar su complicada intriga.

Lo malo que tiene "Al límite" es que resulta bastante predecible. Todos sabemos lo que se cuece a los pocos minutos y desde luego mucho antes que Thomas. Igualmente la conspiración me parece demasiado etérea con un semivillano como el agente secreto Darius Jedburgh (Ray Winstone) en un papel casi tan desconcertante como sus diálogos. No sé, creo que hay poco material y mal desarrollado, motivo por el cual tratan de ocultar la endeblez del guión con altas dosis de opacidad. Pese a todo, el regreso de Mel Gibson, que es lo mejor de la película, tras siete años sin actuar, bien vale la pena.