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Voto de Sandro Fiorito:
8
Aventuras. Drama Hispanoamérica, siglo XVIII. En plena jungla tropical junto a las cataratas de Iguazú un misionero jesuita, el padre Gabriel (Jeremy Irons), sigue el ejemplo de un jesuita crucificado, sin más armas que su fe y un oboe. Al ser aceptado por los indios guaraníes, Gabriel crea la misión de San Carlos. Entre sus seguidores está Rodrigo Mendoza (Robert De Niro), ex-traficante de esclavos, mercenario y asesino, que buscando el perdón se hace ... [+]
9 de febrero de 2010
27 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
...y yo sigo vivo. Pero en verdad soy yo quien ha muerto, y ellos son los que viven. Porque como ocurre siempre, los espíritus de los muertos sobreviven en la memoria de los vivos".

La misión es la pieza que falta para conformar una de las trilogías más bellas y expresivas de todos los tiempos cinematográficos. No tiene más parentesco con El último mohicano y Braveheart que el de la belleza, acompañada por una buena y memorable historia que impacta y gusta por todos sus costados y que está dignificada por lo sensacional de las interpretaciones de su reparto.

Roland Joffé nos acerca a aquella jungla tropical que gobierna las preciosas cataratas de Iguazú, lugar en el que una misión jesuita pretende cristianizar a la población que libremente vive allí y que bajo ningún concepto estará dispuesta a renunciar a esa libertad que les pertenece pero que los colonizadores pretendían arrebatarles. Precisamente hacen esto después de que uno de sus compañeros de la orden fuese asesinado por los indios guaraníes. Españoles y portugueses acechaban los terrenos como si fuesen simples monedas de cambio y las gentes que allí residían, vulgares animales, tales y como son descritos en un pasaje de la película por uno de sus protagonistas.

Un sorprendente y genial Jeremy Irons encarna al padre Gabriel un jesuíta que sólo puede defenderse ante el peligro con el poder de la palabra y una flauta que produce el sonido celestial que compuso magistralmente Ennio Morricone, una música que domina la agradable atmósfera que rodea toda la película. En el lado opuesto de tan bondadoso y fuerte (no por lo físico, sino por lo mental) jesuíta, se encuentra Rodrigo Mendoza (un gran Robert De Niro), un mercenario que trafica con exclavos que no dudará demasiado en unirse a La misión para redimirse de todo el daño que ha causado, especialmente después de suceder un hecho trágico que le marcará para siempre.

Esta es una historia de superación y de fe, que demuestra con elegancia cómo cada uno tenemos que luchar por lo que es nuestro sin ceder un ápice si la justicia verdadera lo avala. Una poesía empañada quizá por un metraje que resulta excesivo innecesariamente, con algún silencio sobrado de minutos y una historia a veces un poco tediosa. Pero todo ello es perdonable gracias a la calidad interpretativa de todo su reparto, enmarcado por soberbia, brillante, alucinante y agradable fotografía de Chris Menges que merecidamente le valió para ganar un Oscar por esta categoría.
Sandro Fiorito
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