Una película intensa, de ritmo trepidante, claro exponente del cine más comercial. Divertida, desenfadada, deliberadamente exagerada, combina elementos un tanto morbosos y efectistas sin disimulo para crear un entretenimiento de lo más superficial, y que como tal, funciona perfectamente.

Ni engaña en sus pretensiones, ni tampoco busca que la tomen en serio. El contenido moral -la ambición puede llevarte a vender el alma al diablo- está al servicio del espectáculo visual, y no al revés. Absurdo pues buscarle moraleja. La peor censura resulta de interpretar erróneamente los contenidos.

Ideal para pasar dos horas con el raciocinio en "off". A veces también apetece consumir algo liviano que no te estruje los sesos. Los momentos trascendentales en su justa dosis.

Lo kitsch no es un pecado si no se toma tan en serio.

spoiler:
Sin probablemente buscarlo, incluso se permite algunos buenos momentos como la lucha de poder de las protagonistas. Genial cuando tras el brindis con champagne y posterior baile a dúo, el personaje de Gina Gershon demuestra a Nomi su verdadera naturaleza.