Las puñaladas traperas por la espalda más duras y letales no se hacen con las hojas de acero más afiladas sino con el veneno más sutil que las emponzoña.

House of Gucci no es más que un episodio doble o triple de los culebrones sobre familias ricas y poderosas que siempre animan las parrillas televisivas de otrora y de ahora. Digna y bien filmada, pero muy por debajo de la otra obra con la que hogaño nos ha deleitado el director inglés afincado hace años en la Toscana.

Y es que me imagino al amigo Ridley gestando esta película entre copa y copa del Chianti que producen sus viñedos y llamando a sus amigos de Hollywood.
- Que os parece si hacemos un 'the rise and fall of...'
- Bueno, siempre da dividendos, sea en taquilla o en premios, me apunto.
Jared Leto: a mi dame el papel más loco, que lo bordo.
- Bueno, y la Lady Gaga, que da el pego.
Al Pacino: acepto tu m..., yo le daré lustre.
- Y quien financia esto?
- Pues he hecho otra película sobre el medievo con mis amigos Matt y Ben aprovechando por un lado el tirón de Juego de Tronos y por el otro del Me too.
- Y si sale mal?
- Tengo 84 años. No pretendo ser el más rico del cementerio. Que mis herederos se espabilen!