Clint Eastwood pariò este western a modo de rèquiem por un gènero enternamente moribundo. Està dedicada a sus maestros Sergio Leone y Don Siegel, cuyo influjo se intuye agazapado en los matices màs oscuros de la pelìcula.
Supuso un punto de inflexiòn de Clint Eastwood, y desde entoces nadie se ha atrevido a negar su categorìa como cineasta esencial. Verdaderamente es el escalòn que Clint Eastwood necesitaba para subir con espuelas al Olilmpo de los Dioses.

Una obra maestra sin duda. Una pelìcula inmortal que supuso la resurrecciòn de western.
Sin perdòn es el epìlogo formidable a la historia de un paìs entero. El regreso al lugar natural, al de la justicia por la gracia violenta del ojo por ojo. William Munny es un vaquero crepuscular por antonomasia: rudo, entristecido, su rostro està esculpido por hondos surcos, por el sol ofensivo del Oeste. Se trata de un hombre tranquilo y cansado, en cuya mirada nublada se intuye cada una de sus tentativas con la muerte.
Sin perdòn es un fogonazo genial que trata el mapa de la penitencia y la redenciòn de un forajido o un arrepentido sicario en sus ùltimos dìas.