El gran Marco Alemar (cineasta, genio incomprendido y posiblemente traficante) dirigió la última de sus tres películas en 2010. Ellas conforman "Pinocchio" (2004), "Gladiformers" (2007) y "BR Futebol", cada una mejor que la anterior, como es típico en los artistas que se van perfeccionando y evolucionando.

Luego tenemos el apartado visual. Técnicamente sobresaliente el uso de cel shading (definitivamente sin bugs en la iluminación y sin bordes serrados, definitivamente los modelos no se atraviesan unos a otros y definitivamente el movimiento increíblemente fluido a 500 FPS deja a Pixar "chorando de inveja, no chinelo", como dirían los personajes).
De verdad me costaría creer que las pocas animaciones complejas como las de chutar un balón son robadas...

Texturas fotorrealistas robadas del Quake, increíble la composición y el uso del color, la dirección de arte, la expresividad... Prodigioso, nunca mis ojos se deleitaron ni se deleitarán tanto.

La trama no es lo de menos. De hecho, es lo más. Porque este es el tipo de película que no se conforma con verse genial, con el estilo, sino que también rebosa de contenido. Una historia directa, sin rodeos ni presunciones, pero que funciona perfecto. Definitivamente sin clichés ultra gastados que de alguna manera consiguieron ejecutar peor de lo que se esperaba. No, señor.

En fin, sólo véanla y pregúntense si de verdad Toy Story 3 se merecía el Óscar a la mejor película animada del 2010. O si debieron ganar Ratatouille en 2007 y Los Increíbles en 2004.

Y ya de paso pregúntense si la mayoría de los Óscares son justos, que nunca está de más.