Haz click aquí para copiar la URL
España España · ZARAGOZA
Voto de Mag61:
6
Intriga En el Nueva York de los años 30, dos trabajadores de un nightclub se ven forzados a colaborar con una famosa banda de gángsters. (FILMAFFINITY)
14 de agosto de 2023
Sé el primero en valorar esta crítica
Fue la primera película de Stuart Rosenberg, perteneciente a una generación de directores norteamericanos, de ideología liberal, que se forjaron en la televisión. En el caso concreto de Rosenberg se encargó de la realización de episodios para seriales tan exitosos como Los defensores o Los Intocables.

En los créditos de El sindicato del crimen ésta aparece co-dirigida por Stuart Rosenberg y por Burt Balaban, productor del film. Esto es así, porque el realizador abandonó el rodaje de la película en apoyo de la huelga promovida por el Sindicato de Actores de Cine. Por ese motivo, Balaban optó por reiniciar y terminarla, lo que se traduce en una trama que evidencia un claro desequilibrio narrativo, como sí se nos ofrecieran dos películas diferentes en una misma historia, pero también una cierta descompensación en lo que se refiere al tratamiento dramático que presenta graves desniveles de intensidad conforme avanza la acción.

Hasta prácticamente la mitad del film se nos ofrece un drama policiaco al uso, muy sólido, en el que se nos cuenta las peripecias de este cantante en paro, interpretado “esforzadamente” por Stuart Whitman, que debe colaborar obligatoriamente con unos asesinos a sueldo en sus trabajos, a cambio de saldar un préstamo que no puede pagar a uno de ellos (un genial Peter Falk). Hasta aquí la historia resulta entretenida, interesante y narrada con suspense, agresividad y gran intensidad dramática.

Sin embargo, a mitad del film, aparece una voz en off que va narrando diversos sucesos, a modo de reportaje periodístico, al estilo de otros films policiacos ofrecidos también en formato semi- documental como Yo creo en ti (1947) de Henry Hathaway o La Calle sin nombre (1948) de William Keighley. El argumento también da un giro brusco cuando el drama personal del personaje interpretado por Stuart Whitman pasa a un segundo plano y se nos ofrecen los esfuerzos por parte de un policía y una especie de Elliot Ness por desarticular al sindicato criminal. En esta ocasión, lo que se busca es alguien que “cante”, un soplón que les ayude como testigo en su empeño, lo que nos evoca claramente un film de culto posterior como es Los secretos de la Cosa Nostra.

Aquí la película gana en calidad debido a la interpretación de algunos secundarios pero sobre por la gran creación de Peter Falk (el famoso teniente Colombo) que hace una interpretación impactante e inolvidable de un criminal psicópata, que nos recuerda al De Niro de Uno de los Nuestros o Malas Calles. Pese a ese desajuste narrativo, se trata de un film bastante reivindicable, cuyo olvido o desconocimiento por parte de los cinéfilos o aficionados al género resulta bastante injusto, muy bien realizado (la puesta en escena resulta excepcional), que nos ofrece momentos dramáticamente muy potentes y con un Peter Falk magistral e inolvidable. Un 6.
Mag61
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow