Polémico y original thriller, muy bien dirigido por Joel Schumacher (Un toque de infidelidad, Línea mortal), a partir de un equilibrado guión de Ebbe Roe Smith. D-Fens (Michael Douglas) es un tipo aparentemente normal, pero lleno de desgarros interiores.

Un caluroso día en Los Ángeles, en medio de un monumental atasco, desatará toda su ira contenida en una progresiva espiral de locura y agresividad. Intentará detenerle un policía al borde de la jubilación (Robert Duvall), que encauza sus frustraciones de un modo bien distinto. Schumacher consigue meter su cámara en el alma de sus complejos personajes y da entidad así a la pura sucesión de sangre y acción.

En este sentido, están magistrales Michael Douglas y, sobre todo, el veterano Robert Duvall, en una de las mejores interpretaciones de su carrera. La película hace una descarnada crítica al sueño americano y, en general, a las actitudes insolidarias. Ciertamente, el protagonista es un psicópata, aunque el espectador comprenderá muchas de sus desproporcionadas e injustificables reacciones, pues parten de situaciones abusivas relativamente comunes.

No se evitan ni la violencia cortante ni los diálogos groseros. De todos modos, el film no se identifica con el nihilismo de su anti-héroe. Ciertos golpes de humor alivian esta tendencia. Y, sobre todo, se contrapone a D-Fens un personaje de una pieza, el del policía, muy atractivo en su sencilla humanidad. Película entretenida aunque bastante previsible. Un 6.