Esta película da mucho que pensar. Comprendo perfectamente a los que piensan que es un tostón del 10, y también a los que les parece una película sublime.

Yo me quedo por el medio. Efectivamente, la película tiene un ritmo demasiado calmado, sin embargo no para, se centra casi exclusivamente en la interpretación de Mercedes Samprieto, su vida, antes y lo que quiere para después, que tampoco lo sabe muy bien, pero del resto hay una buena actuación de Aitana Sánchez Gijón, de las mejores que le recuerdo, aún en un papel secundario.

También los más detractores pueden argumentar que José Sacristán, Carlos Hipólito o Lluis Homar tienen un papel secundario, y en eso coincido, y no sé, no entiendo que actores tan consagrados entreguen el peso de la película a una actriz como la citada anteriormente, dejándoles en simples comparsas, casi ni actores de reparto. Hablan de planos demasiado innecesarios, sin embargo a mí casi es lo que más me ha gustado de esta cinta. Algunas imágenes son absolutamente maravillosas, de hecho la película obtuvo un Goya por ello, y la banda sonora es suave y delicada.

La historia, la verdad, me interesa menos, más bien nada, la pobre vida de una restauradora de arte que no ha hecho arraigo ni en personas, marido, hijo o amigos, ni en lugares, procedente de la Costa Brava acaba sus días en el Mediterráneo pero lejos, en las playas almerienses, dicen que buscando su futuro, y yo digo, que una persona así, con ese carácter no le puede interesar a nadie ni a nada.

Por eso el final que le tiene reservado Pilar Miró es de lo mejor que le puede ir a una persona tan rancia. Decía que la historia de esta persona no tiene interés alguno para mí, pero si su prodigiosa interpretación. Es fantástica. La película la dejo en un gris claro Un 6,5..