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España España · Barcelona
Voto de David MS:
2
Terror Hatch Harrison, propietario de una tienda de antigüedades, tiene un accidente de tráfico y fallece. Su hija y su mujer sobreviven a la tragedia. Los médicos utilizan los últimos avances tecnológicos para reanimar a Hatch que, finalmente, vuelve a la vida. A partir de ese momento, comienza a tener terribles pesadillas. (FILMAFFINITY)
28 de enero de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reino de Tinieblas es el título en castellano de la novela que Dean R. Koontz publicó en 1992 con el título original de Hideaway -traducido, Escondite-. Solo tres años más tarde llega a la cartelera Asesino del Más Allá (1995), psycho-thriller sobrenatural que plasma en imagen este libro. Dirigió Brett Leonard, en aquel momento conocido por ser firmante de El Cortador de Césped (1992). Protagonizan Jeff Goldblum, Christine Lahti, Alicia Silverstone, Jeremy Sisto, Alfred Molina y Rae Dawn Chong.

Hatch Harrison (Goldblum) es un padre de familia (Lahti, Silverstone) que cuando vuelve con los mismos de un fin de semana de escapada, tiene un accidente de coche del que sale muerto, por lo menos dos horas; los doctores (Alfred Molina al frente) consiguen salvarle de milagro. Consecuencias, a punto de irse al otro barrio se ha creado un vínculo con otra persona que ha padecido una experiencia similar, un psicópata que se hace llamar Vassago (Sisto).

Buscando información en internet sobre Asesino del Más Allá me ha llamado la atención un par de detalles que indican ante qué clase de película estamos. El actor Dennis Quaid es productor del film, pero tras ver el resultado final decidió retirar su nombre de los créditos. Lo mismo sucede con el escritor de la novela, un Dean R. Koontz que también quiso desentenderse de tener algo que ver -pero no pudo-. Sabiendo esto es posible que cada uno de los involucrados en Asesino del Más Allá la haya intentado borrar de su vida, en el mejor de los casos, del currículum.

¿Es para tanto? No me ando con rodeos ni me quiero extender con una película que no necesita de un análisis muy profundo. Es mala, y en cada uno de los apartados. El look visual, lo poco que pasa para lo mucho que dura, los efectos especiales de risa, la manía de meter música de fondo aunque no pegue ni con cola, los personajes de la Silverstone y un villano algo niñato. Pero la palma pienso se la lleva el guión, que no se molesta en explicar lo irracional de cada situación -la conexión entre héroe y villano ¿por qué? o las apariciones celestiales y demoniacas del clímax, un poco por la cara-.

A salvar: Jeff Goldblum, que sin hacer un papelón consigue mantener el poco interés que despierta esta película.
David MS
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