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Voto de Seldon:
7
7,4
36.630
Drama. Ciencia ficción
Ash, el novio de Martha, es un adicto a las redes sociales, lo que determinará su vida cuando se produzca un trágico suceso. Primer episodio de la segunda temporada de la miniserie "Black Mirror" creada por Charlie Brooker. (FILMAFFINITY)
11 de abril de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Black Mirror es una serie británica de ciencia ficción, y aunque efectivamente se le nota lo segundo (lo de británica, por la ambientación, el estilo y la manera en que está rodada) no parece ni lo primero ni lo último.
No parece una serie porque en realidad no lo es. Está formada por dos temporadas de tres episodios cada una, pero los episodios son completamente independientes, no comparten ni argumento, ni personajes, tienen un todo distinto cada uno, y ni siquiera se desarrollan en un “universo” común. Realmente son como pequeñas (de unos 45 minutos de duración) películas para TV independientes entre sí.
Y no parece ciencia ficción porque aquí no hay naves espaciales, ni robots, ni viajes en el tiempo,... y sin embargo, es ciencia ficción. En general los episodios ocurren en un futuro muy cercano (te da la sensación de que los avances tecnológicos que se muestran en pantalla podrían estar disponibles a la vuelta de la esquina) e incluso algunos podrían ocurrir en el presente. Porque la CF es un género fundamentalmente de ideas, de preguntarse “¿Que pasaría si....?¿Cómo sería el mundo?¿Cómo viviríamos?
Y esto es lo que hace la serie. Realmente lo más interesante de cada episodio no es la historia que cuenta en si, sino el debate que abre o puede abrir. Porque lo que tienen en común todos los episodios es nuestra relación, un poco (o más bien bastante) enfermiza con la tecnología, con los medios de comunicación, con las redes, etc. y como por una parte somos totalmente dependientes de ellos y por otra los efectos perniciosos que pueden llegar a tener según como las usemos.
No voy a meter demasiados spoilers ni a revelar el final del episodio, pero si quiero contar que va, revelando el planteamiento inicial de su argumento, así que avisados quedáis....
Si te intersea, puedes leer más en: http://el-pobre-cito-hablador.blogspot.com/2013/04/black-mirror-cf-de-la-buena.html
No parece una serie porque en realidad no lo es. Está formada por dos temporadas de tres episodios cada una, pero los episodios son completamente independientes, no comparten ni argumento, ni personajes, tienen un todo distinto cada uno, y ni siquiera se desarrollan en un “universo” común. Realmente son como pequeñas (de unos 45 minutos de duración) películas para TV independientes entre sí.
Y no parece ciencia ficción porque aquí no hay naves espaciales, ni robots, ni viajes en el tiempo,... y sin embargo, es ciencia ficción. En general los episodios ocurren en un futuro muy cercano (te da la sensación de que los avances tecnológicos que se muestran en pantalla podrían estar disponibles a la vuelta de la esquina) e incluso algunos podrían ocurrir en el presente. Porque la CF es un género fundamentalmente de ideas, de preguntarse “¿Que pasaría si....?¿Cómo sería el mundo?¿Cómo viviríamos?
Y esto es lo que hace la serie. Realmente lo más interesante de cada episodio no es la historia que cuenta en si, sino el debate que abre o puede abrir. Porque lo que tienen en común todos los episodios es nuestra relación, un poco (o más bien bastante) enfermiza con la tecnología, con los medios de comunicación, con las redes, etc. y como por una parte somos totalmente dependientes de ellos y por otra los efectos perniciosos que pueden llegar a tener según como las usemos.
No voy a meter demasiados spoilers ni a revelar el final del episodio, pero si quiero contar que va, revelando el planteamiento inicial de su argumento, así que avisados quedáis....
Si te intersea, puedes leer más en: http://el-pobre-cito-hablador.blogspot.com/2013/04/black-mirror-cf-de-la-buena.html
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La segunda temporada de Black Mirror comienza con Ahora vuelvo, y tiene un tono parecido al último de la temporada anterior.
En un mundo completamente dominado por los teléfonos inteligentes, los portátiles y las tabletas, en las que todos estamos permanentemente conectados a redes sociales en los que llegamos a volcar parte de nuestra existencia, una parte virtual, ¿qué pasaría si existiese un programa que permitiese simular virtualmente esa personalidad a partir de los miles de comentarios y posts que una persona ha ido dejando en las redes? ¿Y si además de simular sus pensamientos y su personalidad hasta el punto de poder contestar correos electrónicos o de mantener una pseudoconversación coherente por chat, se pudiese simular su voz, o su imagen y sus gestos a partir de los cientos de videos que la persona ha ido subiendo a la red? Nuevamente a priori podría llegar a ser un servicio muy útil, por ejemplo para recordar a personas fallecidas, y que sus seres queridos puedan, al menos virtualmente, tenerlas presentes e interactuar cuando ya no están entre ellas. Pero ¿Y si se pudiera ir más allá? Podría llegar a resultar bastante enfermizo “hablar con los muertos” como si estuvieran vivos.
En un mundo completamente dominado por los teléfonos inteligentes, los portátiles y las tabletas, en las que todos estamos permanentemente conectados a redes sociales en los que llegamos a volcar parte de nuestra existencia, una parte virtual, ¿qué pasaría si existiese un programa que permitiese simular virtualmente esa personalidad a partir de los miles de comentarios y posts que una persona ha ido dejando en las redes? ¿Y si además de simular sus pensamientos y su personalidad hasta el punto de poder contestar correos electrónicos o de mantener una pseudoconversación coherente por chat, se pudiese simular su voz, o su imagen y sus gestos a partir de los cientos de videos que la persona ha ido subiendo a la red? Nuevamente a priori podría llegar a ser un servicio muy útil, por ejemplo para recordar a personas fallecidas, y que sus seres queridos puedan, al menos virtualmente, tenerlas presentes e interactuar cuando ya no están entre ellas. Pero ¿Y si se pudiera ir más allá? Podría llegar a resultar bastante enfermizo “hablar con los muertos” como si estuvieran vivos.