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España España · Málaga
Voto de Sigma:
4
Ciencia ficción. Acción Tercera entrega de Transformers. En la Tierra, los Autobots y los Decepticons se ven envueltos en una peligrosa carrera espacial, entre los EE.UU. y la Unión Soviética, que podría desencadenar una guerra de tal magnitud que destruiría el planeta sin que ni siquiera los "transformers" pudieran impedirlo. Una vez más, Sam Witwicky se encuentra involuntariamente en medio del conflicto. (FILMAFFINITY)
30 de junio de 2011
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Michael Bay (“La Roca”, “Armageddon”, “Pearl Harbor”), recupera a los robots de la serie ochentena “Transformers” para poner fin a la trilogía a la que dio origen en 2007.

Sam Witwicky (Shia LaBeouf), a pesar de haber salvado al mundo por dos veces, no encuentra un trabajo que le vaya a medida. Su medalla de honor del Congreso de los Estados Unidos solo le ha servido para ligarse a la explosiva Carly (Rosie Huntington-Whitley), con lo que ya podría darse por satisfecho. No obstante, una vez más, se ve metido en un fregado interplanetario cuando le revelan del modo más surrealista que quepa imaginar que sus amigos, los Autobots, son objeto de un plan malvado, por el cual Megatrón pretende acabar con ellos y, de paso, esclavizar al género humano. ¿Hace falta decir quién gana al final?

Imagine por un momento al mejor jugador de yo-yo del mundo. ¿Ve cómo hace el perrito, el columpio, el helicóptero…? Pues ahora sustituya “jugador” por Michael Bay y “yo-yo” por cámara cinematográfica, y entonces empezará a hacerse una idea del estilo particular de este director. Hay que reconocer que es un mago de los planos imposibles, y que sabe crear escenas de acción únicas, pero a veces quiere darnos tanto que acaba por marearnos hasta provocarnos náuseas. No obstante, ésta tercer entrega es mucho más comedida que la anterior, donde el barroquismo visual era extremo. Cuando te enfrentas a las películas de esta saga, tienes la sensación de que se te está escapando algo, y no precisamente porque el argumento sea muy profundo –de hecho, hay cuentos para niños de párvulo con más enjundia intelectual que esta película-, sino porque todo se mueve tanto y tan rápido que no alcanzas a ver nada, lo que diluye el placer en la recreación visual (y en estas películas habría muchas oportunidades para dicha recreación).

“Transformers 3” es un espectáculo pirotécnico que nos demuestra que, a día de hoy, cualquier cosa imaginable puede dibujarse en el lienzo de la pantalla de cine; la pena es que no nos demos cuenta que a veces no nos satisface más asistir a veinte explosiones nucleares seguidas, sino emocionarnos con los personajes y experimentar en primera persona la historia, y para eso es preciso dejar de tratar al espectador como un pasmarote que se queda embelesado a la luz de los efectos especiales –aunque quizás esté siendo demasiado benévolo para con el consumidor-estándar.

“Transformers 3” reflota un poco la saga tras el desastre de la segunda entrega, pero no consigue ni de lejos hacer un producto interesante. Es más de lo mismo, donde el megapatriótico Bay (jamás vi mayor despliegue de banderas americanas que en esta película), quiere dejarnos claro que esto de la acción desenfrenada, las explosiones a mansalva y una historia para adolescentes palomiteros, es lo suyo.

Lo mejor: La nueva adquisición femenina.
Lo peor: La historia.
Sigma
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