Poner a Rutger Hauer en un escenario post apocalíptico trae de primeras recuerdos de una obra maestra llamada 'Blade Runner', donde su personaje llamado Roy Batty era un replicante en el punto de mira del detective Rick Deckard, junto con un grupo de rebeldes replicantes. Lamentablemente, poner al fallecido actor neerlandés en un escenario donde el mundo parece haberse ido definitivamente al carajo no siempre funciona como sí lo hizo en el filme de 1982.

El realizador inglés Tony Maylam dirige esta mezcla de monstruos asesinos con thriller policíaco en una Londres en completa decadencia debido al calentamiento global cuya ambientación resulta de las mejores cosas que contiene el largometraje, el cual respira serie B por los cuatro costados.

La pertenencia de una obra a la llamada serie B no significa, 'per se', que vaya a ser un engendro. A lo largo de la historia del cine hay ejemplos de películas de bajo presupuesto que terminaron siendo gloria bendita como 'Posesión infernal', 'Temblores' o 'La noche de Halloween'. La diferencia está en que en esas producciones había gente realmente válida delante y/o detrás de las cámaras que sacaba jugo de los escasos medios; en esta situación no es así.

Aquí sí que tenemos rostros bastante conocidos para el espectador más experimentado como son el mismo Hauer, Kim Cattrall o Pete Postlehwaite que hacen sus papeles lo mejor que pueden. El contrapeso es el mismo guion que no destaca por arriesgar precisamente y la presencia del monstruo es durante la mayor parte del metraje más amenazante que terrorífico. Por suerte, la banda sonora sí que está a un nivel digno por el propio bien del nivel de la obra.

Intenta ser algo diferente y termina siendo pasable. Se palpa que con un guion más perfeccionado y con mejores efectos especiales podría haber estado a la altura de los mejores filmes de serie B.