'Superman III' fue una castaña tan gigantesca (y con toda la razón, es un despropósito solo igualado por esta) que los productores Alexander e Ilya Salkind tuvieron la 'gran' decisión de vender el derecho de realizar una cuarta entrega a la Cannon de Menahem Golan y Yoram Globus por el cual el éxito estaba totalmente garantizado en estas nuevas manos (la máquina de detectar sarcasmo revienta).

Se consigue traer de nuevo a Christopher Reeve como Superman/Clark Kent/Kal-El y al resto de la troupe incluyendo a Gene Hackman como Lex Luthor siendo acompañado de un lamentable secuaz: Lenny, interpretado por Jon Cryer que pinta menos que Hannibal Lecter en un vegetariano. Doy por sentado que Hackman no es tonto y el que aceptase a participar en esta basura infecta se debe a alguna razón que desconozco ahora mismo. El tratamiento al que le dan a la mayor némesis de Superman en este filme es para vomitar.

Es evidente hasta para un ciego que la cinta estaba pasando por dificultades económicas y problemas para realizar unos efectos especiales dignos. Todos estos problemas resultaron en una cuarta entrega totalmente fallida, un Lex Luthor de chiste y un villano llamado Hombre Nuclear que, por mucho que lo intentasen los guionistas, no se siente en ningún momento como un rival a la altura del hombre de acero. Solamente cabe esperar cuando va a finalizar la película, cosa que, afortunadamente, no hay que esperar demasiado ya que dura hora y media, la cinta de menor duración de toda la saga. Incluso el mismo Christopher Reeve ya no las veía todas consigo y pidió intervenir en la historia y que le apoyaran financieramente en la película 'El reportero de la calle 42' para participar.

Queda para la historia del cine la que es una de las peores aventuras jamás filmadas del último hijo de Krypton donde todo pintaba a monumental desastre, cosa que se acabó confirmando dejando ya con el ataud enterrado esta saga que empezó volando por todo lo alto con un Superman imponente volando y luchando contra el crimen mientras sonaba la partitura majestuosa de John Williams y acabó estrellándose sin ninguna salvación debido a malas decisiones como prescindir de Richard Donner durante el rodaje de la segunda entrega y posterior re-rodaje de la misma o la entrega de llaves a la Cannon para que hicieran lo que quisieran. Y lo que hicieron fue un delito contra la humanidad.