La franquicia cinematográfica de Star Trek comenzó en 1979 en plena efervescencia del cine de ciencia ficción. Con un presupuesto aproximado de 35 millones de dólares Robert Wise fue el escogido para adaptar a la pantalla grande la exitosa serie televisiva que había hecho furor en los sesenta. Wise responsable de títulos inolvidables como Sonrisas y lágrimas o West Side Story era un fan de la ciencia ficción y ya había dirigido películas de este género consideradas de culto como Ultimátum a la tierra y La amenaza de Andrómeda. Finalmente Star Trek fue un gran éxito de público y la serie continúa hasta nuestros días. Pero la primera parte es un film que me pareció excesivamente lento que se toma demasiado tiempo para contar una historia aburrida y confusa. (spoiler)

El desenlace de la trama incluye reflexiones filosófico-metafísicas que pueden despistar a más de uno que a lo mejor se pensaba que vería un espectáculo pirotécnico ambientado en el espacio. En este sentido la película es más adulta que La guerra de las galaxias y se acerca más a Encuentros en la tercera fase. El guión trata de temas trascendentales y complejos sobre el universo que invitan a la reflexión, no obstante contó con el asesoramiento de Isaac Asimov, y parece escrito por el típico cerebrito friki que se pasó de listo escribiendo una historia poco digerible que abusa en exceso de terminología técnica.

Uno de los temas más tratados en la saga Star Trek es la de humanizar a los personajes, es decir, que sujetos tan inteligentes como Spock no guíen su comportamiento exclusivamente por criterios basados en la lógica sino que sean más humanos porque de lo contrario con el tiempo acabaremos actuando todos como máquinas. Se defiende la idea de que el avance científico y tecnológico no debe hacernos perder la humanidad. Es esa chispa de humanidad e ingenio característica de los humanos la que nos hace únicos y no debemos perder. En definitiva la película trata temas interesantes pero no los hace atractivos al gran público, juega con la baza del suspense por la amenaza que supone para la Tierra esa gran masa de energía pero no funciona porque la historia avanza a un ritmo tedioso y la intriga acaba difuminándose para recuperar algo el pulso al final.

Lo que sí es un gran mérito de la película es contar con un gran equipo técnico de profesionales que desarrollan un excelente trabajo en el campo de los efectos visuales, el responsable es el mismo que el de Blade Runner y Encuentros en la tercera fase y su trabajo recuerda mucho al de estos dos films. Toda una serie de efectos ópticos y luces que viéndolos en alta definición no han envejecido mal. El vestuario no es el habitual con el pantalón negro y la chaqueta roja, van vestidos de gris con una especie de chándal cutre de regusto inequívocamente setentero con el logo trekkie mal bordado. El diseño de producción sí está bien hecho y al igual que los efectos especiales y la banda sonora fue nominado al Oscar. Jerry Goldsmith compuso uno de sus trabajos más inspirados con una bella música que encaja como un guante en la película. Los actores son los mismos de la serie original, veteranos pero en plena forma aunque el desarrollo de los personajes es escaso y se produciría en posteriores entregas.

En resumen, podía haber sido una obra maestra pero se pierde en una farragosa intriga de pretensiones trascendentales.