Furia en la carretera es la cuarta entrega de las aventuras de Mad Max y a la vez una renovación de la saga, es decir una puesta al día para el público actual. A los fans no les defraudará y aunque personalmente prefiero las originales tengo que reconocer que ésta me ha gustado. Se trata de una superproducción de cien millones de dólares y el director y creador de la saga George Miller se ha tomado su tiempo para realizarla. Para ello ha contado con la estrella Charlize Theron, auténtica protagonista de la película, y con otra en plena proyección como es Tom Hardy en el papel de Max. Ambos están muy correctos, especialmente Theron como La emperatriz furiosa que por muy afeada que esté caracterizada sigue teniendo ese atractivo innato de las grandes actrices demostrando una vez más su versatilidad para encarnar todo tipo de papeles. Por su parte, Hardy aunque no logre hacer olvidar el carisma y la fotogenia de Mel Gibson y su protagonismo esté más diluido, tampoco lo hace nada mal interpretando a un Max lacónico y atormentado por los recuerdos de su dramático pasado. Ambos tendrán que vérselas con un cruel y despiadado caudillo que a modo de guiño está interpretado por el mismo actor que también encarnaba al malvado del Mad Max original Hugh Keays-Byrne. Hay además homenajes a la segunda parte en la escena en la que una de las protagonistas juguetea con una cajita de música.

Toda la película es una vertiginosa persecución sin tregua por las desérticas carreteras australianas entre Max y la Emperatriz furiosa por un lado y los secuaces del villano por otro con a penas una pequeña pausa en la que se descubre el perfil más humano del personaje de Theron. Las secuencias de acción está filmadas a la vieja usanza por un ejército de especialistas que se juegan el tipo en escenas espectaculares para asombro y regocijo del espectador. Hay también modernos efectos visuales generados por ordenador así como un excelente aprovechamiento del desierto con estampas muy vistosas. A ello añadimos un ingenioso diseño de producción a la hora de modificar los vehículos con detalles muy originales y tenemos como resultado un espectáculo de acción de primer orden. Cierto que al final todo resulta algo cargante, atronador e inverosímil pero también es verdad que ante semejante despliegue de medios acabas asombrado y sucumbiendo a las aventuras de Max y los suyos. Nos vemos en la carretera Rockatansky.