La primera vez que la vi me enteré más bien poco de qué iba el asunto pero prometí revisarla a su debido tiempo. Ese tiempo ha llegado y he de decir que veinte años después de su estreno la película sigue conservando la calidad y el interés que despertó en su momento. Se trata de una obra de ciencia ficción postapocalíptica sobre viajes en el tiempo protagonizada por un trío de grandes actores entre los que destacó Brad Pitt al conseguir su primera nominación al Oscar de mejor secundario. En aquella época Pitt estaba en plena ascensión a la fama cuando encadenó varios triunfos seguidos y después del taquillazo de Se7en llegó la consagración como estrella debido al éxito de 12 monos. Bruce Willis también logró uno de sus mejores trabajos gracias a este film en el que interpreta a un hombre del futuro que es enviado al presente con el fin de evitar la propagación de un mortífero virus que asolará la humanidad.

La historia engancha y te mantiene en vilo a lo largo de sus dos horas en las que hay que estar atento para no despistarse con los múltiples giros de guión que siempre provoca la paradoja de los viajes en el tiempo. La trama es compleja y la historia se enreda por momentos confundiendo al espectador pero al final las piezas encajan y todo cobra sentido. No obstante, a mi cuando se dan tantas vueltas al argumento acabo cansado y confundido tratando de encontrarle la lógica lo que a su vez hace que pierda el hilo y no disfruto de lo que estoy viendo.