Kenneth Branagh escribe y dirige con oficio esta historia autobiográfica sobre la vida de un chaval de nueve años en un conflictivo barrio de Belfast a finales de los sesenta. Se trata de una película tierna y amable, quizá un tanto edulcorada, en la que el autor expone sus recuerdos y vivencias marcadas por los problemas económicos de sus padres y los frecuentes disturbios entre católicos y protestantes que finalmente les llevarán a plantearse la posibilidad de mudarse a Londres.

Rodada en blanco y negro, la película ofrece unas buenas interpretaciones, con una nueva nominación al oscar para la veterana Judi Dench, otra nominación para el también veterano y estupendo actor aunque no tan reconocido, Ciarán Hinds (Roma, El topo), y el descubrimiento de un nuevo talento en la figura del jovencísimo Jude Hill. Si a esto le añadimos la excelente fotografía y las hermosas canciones de Van Morrison, nos queda una película de lo más digna aunque por debajo de mis expectativas. Y es que no logra emocionarme, se ve con agrado pero le falta llegar al corazón del espectador.