En la segunda mitad de los noventa el cine de acción empezó a decaer, salvo honrosas excepciones como Dos policías rebeldes, Cara a cara o Con air. El caso es que las grandes estrellas del género se hacían mayores y el público empezó a demandar otra cosa.

Al límite del riesgo fue uno de los últimos títulos estrenado en cines que fue rentable. Fue también el debut de su director en Hollywood y la primera de las tres películas que rodó con el belga. A partir de ahí la carrera de Jean Claude Van Damme dejó bastante que desear. En ésta todavía a sus treinta y seis años demuestra estar en plena forma pero le veo muy tristón. De nuevo se recurre al manido argumento del hermano gemelo como ya hiciera pocos años antes en Doble impacto y posteriormente en Replicant, la cuestión es tenerlo por duplicado en pantalla, en una historia ambientada en los bajos fondos de la mafia rusa que en aquella época tras la desintegración de la Unión Soviética empezaba a tomar posiciones en Europa y Norteamérica.

Me ha parecido un título menor y olvidable, una más del montón, me sabe a poco, no tiene excesiva acción, excepto en la parte final ambientada en Niza, la trama ni fu ni fa y en el reparto se echa falta un villano con más carisma, además la gélida belleza nórdica de Natasha Henstridge no aporta demasiado erotismo a su personaje aunque a parezca desnuda en más de una ocasión. Total una propuesta desechable.