Simpática producción familiar de la factoría Amblin, que obtuvo un respetable éxito de taquilla y originó una serie televisiva, Protagonizada por el versátil John Lithgow, lo más recordado del film es su conseguido maquillaje, obra del mago Rick Baker que logró un merecido oscar por este trabajo. La caracterización del Bigfoot es asombrosa, sorprende por su expresividad y su capacidad para transmitir emociones con su sonrisa y su mirada. Debajo del traje estaba Kevin Peter Hall, el malogrado actor negro de más de dos metros de estatura que fallecería de sida pocos años después y que también trabajó con Baker ese mismo año en Depredador enfundándose el icónico traje en dos ocasiones.

Hoy en día está bastante devaluada pero sigue siendo una buena opción para los pequeños de la casa. Tiene un bonito mensaje ecologista en favor de los animales y aunque se echa en falta algo más de humor y unos personajes más agradables, la película se deja ver. Que solo tenga una cuatro en la valoración me parece injusto.