Puede que esto sea un western menor, de esos de estar por casa si me apuras. Puede que de John Sturges deberíamos esperar algo mejor. Puede que los decorados sean mediocres. Puede que los figurantes puedan parecer, incluso, gente sacada de la cola del paro un día de mucho calor. Me importa un rábano. Y tengo motivos, tanto principales como secundarios:

El motivo principal ver ésta película no es otro que el protagonista, lógicamente, en su papel de siempre pero que tantas alegrías nos da cada vez que lo vemos. Además, me atrevería a decir que está más gracioso de lo habitual. No se queda muy atrás el gran Robert Duvall, en su papel de implacable terrateniente cabronazo de pocos escrúpulos. La banda de secuaces de Duvall no están nada mal, con un Don Stroud en duelo con Clint por ver quien es más chulo (gana Clint, me temo) o Paul Koslo, haciendo lo mismo que haría un par de años después en "Mr. Majestyk" de Charles Bronson. Diantres! si hasta sale el padre de "Con ocho basta", el buenazo de Dick Van Patten, como director del hotel.

Además, a Clint Eastwood le das cinco minutos para ligarse a una rubia, y le sobran cuatro.

Que grande eres, Clint.