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España España · A Coruña
Voto de Dali:
10
Animación. Aventuras. Comedia. Infantil Carl Fredricksen es un viudo vendedor de globos de 78 años que, finalmente, consigue llevar a cabo el sueño de su vida: enganchar miles de globos a su casa y salir volando rumbo a América del Sur. Pero ya estando en el aire y sin posibilidad de retornar Carl descubre que viaja acompañado de Russell, un explorador que tiene ocho años y un optimismo a prueba de bomba. (FILMAFFINITY)
4 de agosto de 2009
15 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puede que sea que la fui a ver ayer por la tarde y todavía la tengo demasiado fresca en la memoria. Así que, quizás, debería esperar a relajarme un poco antes de ponerme a escribir sobre la última delicia de Pixar y asegurar que es, sin lugar a dudas, lo mejor que han realizado hasta la fecha. Lo cual, hablando de Pizar, no es decir precisamente poco.

Pero es que no puedo, por más que lo intento, no puedo evitar dejarme llevar, aunque no sepa ni por donde empezar a describir esta Obra Maestra absoluta.

Una película que debería emocionar y entusiasmar a absolutamente todo aquel que tenga sangre en las venas. Incluso aquellos que piensan que las "películas de dibujitos" son sólo para niños, a ver si caen de la burra, que ya va siendo hora, porque esto no es sólo "cine de animación"; es CINE y punto. Para todos los públicos, sí, pero no por eso menos CINE, en mayúsculas y tamaño de fuente extra-grande.

En un tiempo en el que la mayor parte de la cartelera la pueblan actores reales interpretando personajes planos y vacíos, tenía que ser precisamente una "simple" y artificial ristra de bits, concretamente la serie de píxeles que forman una caricatura animada de Spencer Tracy, la que consigue llegar al corazón del espectador y conectar con él, haciendo que afloren sus sentimientos, con tantos momentos hilarantes como tristes y solemnes.

Y es que esta gente puede convertir en oro todo lo que toca. ¿Una película sobre un anciano viudo que se lleva su casa flotando por el aire hasta Sudamérica? Pues sí. Porque, oye, quién iba a decir que iban a dar tan buenos resultados tareas a priori no demasiado comerciales como animar juguetes, un mundo habitado por monstruos, y otro por coches parlantes. Y eso por no hablar de meter ratas en la cocina, o realizar una película protagonizada por un robot cuya primera mitad es completamente muda.

Pues es precisamente en esos momentos sin diálogo cuando estas maravillas consiguen tocarnos la fibra sensible... Siempre y cuando el resto de la sala esté también más o menos en silencio y no nos estropee el momento mágico en el que vemos, por ejemplo, a este anciano cascarrabias hojeando su album de fotos.

Aunque el argumento básico siga siendo el mismo que en todas las producciones de Pixar (una historia de aventuras sobre la amistad), los productos de esta compañía siguen evolucionando y madurando a pasos agigantados, tanto a nivel técnico (la calidad de la animación vuelve a parecer insuperable) como en los matices argumentales.

Y, de regalo, un mano a mano con otro personaje que se parece sospechosamente a Errol Flynn presentado en tres alucinantes dimensiones que llegan a dar auténtico vértigo. ¿Se puede pedir más? Aunque creo que no, seguro que Pixar nos volverá a deleitar y sorprender con su Toy Story 3.
Dali
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